Las Marcas sobre dos ruedas: del interior al mar
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La región de las Marcas es rica en rutas ciclistas que recorren, y a menudo conectan, el mar y el interior, entre maravillosas ciudades de arte y deliciosos sabores locales: desde los montes Sibillini hasta la ribera del Conero, he aquí cinco rutas aptas para todos los públicos para disfrutar de unas vacaciones activas en las que reconectar con la naturaleza. Impresionantes escenarios naturales que acogerán el paso del Giro de Italia.
De las cuevas de Frasassi al mar de Falconara Marittima
Una ruta apta para todos los públicos de unos cincuenta kilómetros que comienza en el interior y llega al mar, serpenteando entre bosques y viñedos. Se parte de Genga, una reserva natural en cuyas entrañas se encuentran las cuevas de Frasassi, un complejo subterráneo en el corazón del Parque Natural Regional de la Garganta de la Rossa y de Frasassi. Por el camino, encontramos oasis termales como las Termas de San Vittore, abadías como la de San Vittore alle Chiuse de piedra caliza, pueblos encaramados como Serra San Quirico y castillos como Castelbellino y Rocca Priora. En Jesi, en las afueras de Falconara Marittima, merece la pena visitar el oasis de WWF Ripa Bianca, una zona protegida donde las garzas anidan en primavera.
Ascoli Piceno y las montañas circundantes
Salida y llegada a Ascoli Piceno en este paseo en bicicleta de treinta kilómetros de dificultad media para descubrir las montañas de los alrededores. La subida comienza en la colina de San Marcos y continúa hasta la Montagna dei Fiori, donde merece la pena visitar la pequeña iglesia del bosque de Piagge y la ermita de San Marcos, encaramada en la montaña y a la que se accede por una escalera de piedra suspendida en el aire. Entre bosques de castaños, canteras de mármol y pinares, seguimos subiendo hacia San Giacomo, en el Parque Nacional del Gran Sasso y los montes de la Laga, donde la vista se extiende desde el monte Vettore, el pico de los Sibilinos dentro del Parque Nacional de los montes Sibilinos, hasta el mar. Desde aquí, descendemos en picado hacia Ascoli o nos desviamos hacia San Vito para atravesar la zona más agreste y virgen de la Montagna dei Fiori (Montaña de las Flores).
Ciclismo en la colina entre la historia y la poesía
Un interesante recorrido por ciudades y pueblos de gran riqueza artística y cultural, a lo largo de 65 kilómetros de subidas y bajadas de dificultad media, antes del descenso final hasta el mar. Descubrimos Tolentino y su basílica de San Nicola con su capilla con frescos, la abadía de Rambona en Pollenza y el centro histórico de Macerata con el Museo del Carro, el Palacio de los Diamantes y la Arena Sferisterio, sede del Macerata Opera Festival. Tampoco puedes perderte Recanati, lugar de nacimiento de Giacomo Leopardi, donde podrás visitar su casa y los lugares de sus famosas obras literarias, además de contemplar el horizonte desde la colina del Infinito. Aquí comienza el descenso de las colinas hasta la colorida ciudad costera de Porto Recanati, donde se puede degustar el típico brodetto de pescado con su receta secreta.
En la tierra de la Sibila de los Apeninos
Recorreremos en bici la cadena de los Apeninos sibilinos, entre el monte Vettore, la cima más alta, y el monte Sibilla, donde, cuenta la leyenda, se escondía la caverna de la misteriosa profetisa del mismo nombre, conocida por sus oráculos que atraían a personalidades de todo el mundo. Muchos son los pueblos que encontramos de camino, dentro del Parque Nacional de los montes Sibilinos. Entre ellos, el pequeño Montegallo, enclavado en el bosque y rico en tesoros como la iglesia de Santa María en Lapide y la iglesia de las Sibilas, con ricos frescos en homenaje a la figura epónima. La meta es Ascoli Piceno, tras un total de 70 kilómetros de dificultad media.
La ribera del Conero entre el mar y la colina
Un recorrido en bici de 50 kilómetros, de nivel fácil, en el Parque Regional del Conero, un espacio natural protegido en el promontorio homónimo, que se caracteriza por sus altos acantilados con vistas al mar, bahías encantadoras y senderos que invitan a los ciclistas de montaña. Arranca en las animadas localidades costeras de Numana y Sirolo y sube por las colinas hacia Osimo, donde merece la pena visitar la catedral de San Leopardo y las cuevas subterráneas de Cantinone, un laberinto de túneles de un kilómetro de longitud excavados en la arenisca. También hay paradas en Castelfidardo, la ciudad del acordeón, en Loreto con su basílica de la Santa Casa de visita obligada y, por supuesto, en Ancona, donde se puede degustar el vino Rosso Conero DOC y los mejillones de Portonovo, un baluarte del «slow food».
