Lombardía, motor de Italia y región de cultura y encanto

Son muchos los hallazgos que atestiguan la presencia del hombre en Lombardía desde la antigüedad. Los primeros y principales son la extraordinaria colección de pinturas rupestres de Val Camonica.

Cuando los romanos iniciaron la conquista de la zona, el territorio pasó a llamarse Gallia Cisalpina. Impusieron el uso de la lengua, las leyes, las costumbres. Durante la dominación romana, Milán, entonces conocida como Mediolanum, se convirtió en la sede del emperador y fue desde aquí donde Constantino emitió el famoso edicto de Milán que autorizaba la libertad de culto para los cristianos.

A la caída del imperio Romano, Lombardía fue invadida por varios pueblos bárbaros: los Longobardos fueron, sin lugar a duda, los más importantes, hasta el punto de inspirar el nombre de la propia región.
Carlomagno, interviniendo a petición del Papa, hizo prisionero al rey longobardo Desiderio, iniciando el dominio de los francos en Lombardía.

Entre los siglos XIII y XIV, varias ciudades de Lombardía pasaron a estar bajo el control de poderosas familias, como los Gonzaga en Mantua o los Visconti en Milán.

Siguieron siglos de dominio español y austriaco, antes de la llegada del reino de los Saboya de Italia primero, y de la República italiana después.

El descubrimiento de Lombardía solo puede comenzar en Milán, principal centro económico de Italia y gran ciudad de arte con monumentos como el duomo de Milán, símbolo de la ciudad, y el castillo Sforzesco, construido por los señores de Milán en el siglo XV.

Importante centro cultural y financiero, la ciudad alberga la sede de la Bolsa y su centro se despliega entre la Galleria Vittorio Emanuele, Via Dante, Via Manzoni, Via Monte Napoleone, Corso Venezia y el barrio de Brera, en su conjunto una zona llena de lujosas boutiques, teatros, cines y sorprendentes museos.

Entre sus muchos tesoros, la ciudad conserva el Cenáculo Vinciano, una preciosa pintura de Leonardo Da Vinci realizada en el refectorio del convento de Santa Maria delle Grazie.

Brescia, infravalorada durante mucho tiempo, es una ciudad que está experimentando un gran renacimiento. Importante centro industrial, es también una notable ciudad de arte.

La plaza della Loggia es espléndida, los barrios del Carmine y las callejuelas de San Clemente muy impresionantes.

Bérgamo es sorprendentemente bella: la ciudad, construida sobre una colina y abrazada por una muralla con cuatro puertas, está dividida en Città Alta y Città Bassa.

La primera tiene un núcleo medieval con importantes monumentos históricos como el duomo y la basílica de Santa Maria Maggiore, mientras que el corazón moderno de la ciudad se encuentra en la parte baja.

Finalmente Mantua, una ciudad construida en un tranquilo recodo del río Mincio, fácil de explorar en poco tiempo. Tiene un pequeño centro lleno de plazas y palacios (como el palacio Te), herencia del paso de los Gonzaga. Cerca están los lagos y el parque del Mincio.

Para comprender toda la complejidad de Lombardía, hay al menos 5 paradas que no puedes perderte, empezando por la Valtellina: una zona alpina formada por una serie de valles que la convierten en un destino para todas las estaciones, con balnearios, hermosos lagos, paisajes de postal y pueblos característicos con sus típicas casas de piedra. Incluye destinos como Livigno, Bormio, Tirano, Sondrio y otros.

Te recomendamos una visita al lago de Como: es una zona conocida por su espectacular panorama a los pies de los Prealpes. Aquí podrás visitar la villa del Balbianello, una romántica mansión del siglo XVIII con un jardín que ha acogido a famosos escritores y viajeros.

Rodeada de campo, la cartuja de Pavía es una de las mayores obras maestras del Renacimiento en Italia. El monasterio, construido por Gian Galeazzo Visconti como capilla familiar, combina arte, historia y espiritualidad en un lugar de encanto único.

Los amantes del aire libre os quedaréis fascinados por el paso de Tonale, un punto fronterizo entre Lombardía y Trentino Alto Adigio que garantiza una emocionante temporada de esquí gracias a un respetable complejo.

Entre los lugares insólitos se encuentra monte Isola, la mayor isla lacustre de Europa, en el corazón del lago de Iseo, en la provincia de Brescia: es uno de los pueblos más bonitos de Italia.

El Oltrepò Pavese es el destino ideal para quienes buscáis relax, pero también buen vino: se encuentra bajo el río Po y se caracteriza por sus castillos, pueblos, viñedos y una rica tradición vinícola y gastronómica.

Los curiosos también apreciaréis Santa Caterina del Sasso, un característico monasterio en la orilla oriental del lago Maggiore, en el municipio de Leggiuno. 

Simplicidad que se convierte en deleite. La cocina lombarda es sabrosa y generosa, y se caracteriza por sus numerosos ingredientes tradicionales.

Un ejemplo es el Gorgonzola DOP, un queso crudo cremoso de pasta azul que puede ser dulce o picante. El Grana Padano es de pasta dura, madurada y protegida por una marca DOP. El bitto es un queso alpino suave que se deja madurar durante al menos 70 días, pruébalo con los pizzoccheri. Por último, el quartirolo DOP de Lombardía, un típico queso blando de mesa

Entre los embutidos más populares se encuentra la bresaola de Valtellina, baja en grasas y apta para dietas. Se produce a partir de carne de vacuno sazonada.

También merece la pena probar al menos una vez la calabaza mantuana, una de las variedades de calabaza más populares por su particular dulzura. Los tortelli di zucca son una delicia y también puedes aprender a hacerlos asistiendo a uno de los muchos cursos de cocina que se organizan en Mantua y sus alrededores.

Lombardía cobra vida en muchas ocasiones, pero entre los eventos que más atraen a turistas y profesionales de todo el mundo están el salón del mueble, la feria internacional más importante del sector del hogar, el diseño y el mobiliario, y la semana de la moda de Milán, que transforma la capital lombarda en una animada pasarela.