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El ritmo lento del otoño con sabor italiano: itinerarios y lugares a los que ir para tus viajes por Italia

¿Estás buscando lugares para visitar en otoño en Italia? Ya sea por la frescura del aire o los colores de las hojas que cambian, viajar a Italia durante esta estación tiene algo muy especial. La mejor época del año para realizar actividades inusuales, como visitar viñedos y degustar deliciosos productos locales. Descubre las innumerables posibilidades que ofrece el territorio italiano de septiembre a diciembre.
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UNESCO
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Alberobello

Los «trulli» no solo se encuentran en Alberobello. Es más, debido a su popularidad se han convertido en un símbolo de toda Apulia, con su pináculo tan característico. Sin embargo, solo yendo al lugar en que surgieron se puede apreciar al máximo su belleza, en este pueblo declarado patrimonio de la Unesco y Bandera Naranja del Touring Club Italiano. Si, por ejemplo, los observas desde lo alto del mirador de Santa Lucia, tendrás ante ti la fabulosa visión de una extensión de casitas blancas con el techo gris decorado con diseños sencillos y bonitos. Por la noche, cada «trullo» se enciende para componer una especie de mágico pesebre: son los «trulli» del barrio de Monti, una zona que antaño era la más popular del pueblo y que ahora está casi exclusivamente dedicada al turismo. Desde el mirador, bajando las escaleras hasta la plaza Martellotta y subiendo por la colina, se encuentra un «trullo» construido con dos cúpulas una al lado de la otra: es el «trullo» siamés. También la iglesia de San Antonio, en ese mismo barrio, adopta las formas del «trullo». En la parte norte del pueblo, detrás de la iglesia del siglo XVII de los santos médicos Cosme y Damián, se encuentra el «trullo» soberano, el más grande de Alberobello, el único con dos plantas y una gran cúpula de 14 metros rodeada por otros 12 conos. Puedes entrar en la casa museo y visitar las habitaciones con muebles de época originales y un jardín. Lejos de las multitudes, el «rione» Aia Piccola es, en cambio, el barrio más tranquilo. En él viven lugareños en unos 400 «trulli» rodeados de una tranquilidad surrealista. Aquí, en un complejo de 15 «trulli», el Museo del Territorio cuenta la historia del asentamiento. En Piazza Ferdinando llama la atención la casa del Amor, la primera casa construida en piedra ligada con argamasa que marca el paso a un tipo de arquitectura palaciega del siglo XIX.
Pueblos
Sepino

Sepino

Cuando los últimos habitantes de la romana Saepinum se mudaron a la ciudad moderna, Castellum Saepinii, junto con el nombre de la antigua ciudad le legó una gran máscara de piedra, probablemente desprendida de una fuente monumental: es la que hoy observa a los visitantes a la entrada de la ciudad, amurallada en una fuente más modesta, junto a la carretera provincial. Aparte de este ornamento de origen clásico, el encanto de Sepino es exquisitamente medieval, empezando por las puertas y los restos de las murallas que defendían la ciudad, con singulares toques renacentistas. Es el caso del palazzo Attilio, del siglo XVI, que fue construido por una familia local tan rica e influyente que nombró a uno de sus exponentes obispo de Termoli. El corazón del pueblo es la amplia piazza Nerazio Prisco, a la que se asoman el ayuntamiento y, más alejada, la iglesia de S. Cristina, dominada por un campanario con una elegante cúpula de hierro forjado, obra de artesanos locales. La iglesia es probablemente del siglo XIII, pero ha sido alterada y reconstruida varias veces debido a los terremotos: en la cappella del Tesoro (1609), alberga bustos de santos de cobre plateado y preciosos altares barrocos. A poca distancia del pueblo se encuentran aguas oligominerales bicarbonatadas-sulfatadas-calcáreas, explotadas por las termas delle Tre Fontane. En verano, las agencias y asociaciones locales organizan visitas guiadas desde el pueblo hasta el Parco Archeologico di Sepino y caminatas hasta el área arqueológica samnítica de Terravecchia-Saipins, en la localidad de Terravecchia, a unos 950 metros de altura, en una colina que domina el valle del Tammaro.
Pueblos
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Positano

Vacaciones en Positano, donde vivir el encanto de la Costa Amalfitana Positano se encuentra al oeste del fascinante balcón natural sobre el mar Tirreno que es la Costa Amalfitana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aquí reina el típico paisaje mediterráneo del sur de Italia, con casas blancas inclinadas hacia el mar y espléndidas playas, callejones que ofrecen todos los pequeños placeres de la vida: ritmo lento, refinadas boutiques, cafés y restaurantes en estos lugares guardianes de la historia. A descubrir las playas La playa de Marina Grande es la más famosa de Positano, con 400 metros de arena en la ensenada; podrás encontrarte cara a cara con personalidades que pasan por allí. El panorama y las instalaciones disponibles invitan a la ociosidad, pero una vez dejada la tumbona, merece la pena que te dirijas al embarcadero para navegar hasta el archipiélago de Li Galli: 3 islotes que son una reserva marina rodeada de aguas transparentes que, según la leyenda, están pobladas por sirenas. Se llega allí en botes hinflables o pequeñas embarcaciones. Íntima es la bahía que abraza la playa de Fornillo, de guijarros y grava, a la que se puede llegar a pie y que es un paraíso para el snorkel con sus magníficos fondos marinos. Si sigues andando puedes pasar unas horas tranquilas en la playa del Laurito, con sus acantilados escarpados y donde la naturaleza no tiene rival. La escarpada costa del Golfo de Positano está llena de barrancos sobre el mar turquesa. Súbete a un gozzo, su embarcación tradicional, y pide al barquero que te lleve a descubrir pequeñas playas en calas secretas, como La Porta, San Pietro Laurito y Arienzo. Muchos hoteles también cuentan con secciones de costa privada. Un trekking divino Puedes iniciar una ruta en los Montes Lattari, inmersa en la naturaleza. Se trata del Sentiero degli Dei (Camino de los Dioses), que durante muchos años fue el único enlace entre las ciudades de la Costa Amalfitana hasta que se construyó la carretera nacional. Al caminar, la Costa Amalfitana se abre ante ti desde lo alto y la vista se extiende hasta Capri los días claros. Atravesarás encinares y podrás saciar la sed en sus numerosos manantiales; te encontrarás con cuevas y precipicios que te van a dar vértigo, restos de pueblos rupestres, y la aguja calcárea Il Pistillo. Acércate al pueblo de Nocelle, donde podrás refrescarte antes de reanudar la marcha. Para los más entrenados y aventureros, un ramal del Camino de los Dioses conduce por un interminable tramo de escaleras a Cala Arienzo, a la que también se puede llegar sin esfuerzo por mar. Un lugar de vacaciones querido por los romanos Los patricios romanos llegaron a Positano y construyeron allí extraordinarias residencias de vacaciones. Hay muchas pruebas de su predilección por este lugar bendecido con un paisaje encantador y un clima suave durante todo el año, en el que la brisa marina mitiga el calor del verano. Puedes encontrar artefactos de los antiguos veraneantes en el Museo Arqueológico Romano - MAR, que alberga una parte de una villa del siglo I d.C. sumergida por la erupción del Vesubio y sacada a la superficie tras años de excavaciones arqueológicas. Estilo Positano Positano es un pueblo vertical, encaramado en una montaña que domina el mar. Adéntrate en el pueblo a través de sus numerosas escaleras y callejones y no te pierdas la visita a la iglesia de Santa Maria Assunta, a dos pasos de la playa de Marina Grande. Antaño era un monasterio benedictino, luego fue abandonado y remodelado a lo largo de los siglos, hoy ofrece el espectáculo arquitectónico de una fachada de piedra pálida y una cúpula de mayólica amarilla, verde y azul; en el interior, busca un precioso icono bizantino. La mayólica tiene una larga tradición en Positano y en los talleres del pueblo puedes comprar variados objetos de cerámica, desde platos hasta bisutería. Hay muchas boutiques que venden ropa refinada si quieres adaptarte al "estilo Positano": vestidos suaves y vaporosos, caftanes, ropa de colores claros, camisas y pantalones de lino y tejidos impalpables, así como los siempre presentes trajes de baño para él y para ella. En efecto, Positano ha visto florecer a lo largo de los siglos una tradición de tejedores, ahora reinterpretada en clave contemporánea y festiva. El estilo se complementa con chancletas, personalizadas por los artesanos. Después del mar, las delicias del pueblo Positano también es lujo y mundanidad y toda la zona ofrece innumerables clubes, restaurantes y bares. Para el entretenimiento nocturno, se puede elegir entre permanecer en los clubes aferrados a la roca en la parte alta del pueblo, con buenas vistas, o en los clubes de playa, donde aunque solo sea tomando un aperitivo al atardecer te supondrá una experiencia agradable. Siéntate en la terraza de un restaurante. Una buena opción es la sopa de mejillones o la ensalada de marisco al limón, los linguini con langostinos y el pescado frito. Entre los quesos de los Montes Lattari, el fior di latte, que también se pone en la pizza, se impone a todos los demás. Y si tus curiosidades gastronómicas no acaban ahí, infórmate sobre cómo apuntarse a las visitas temáticas: visitas a la producción del aceite de oliva entre los olivares y a las bodegas entre los viñedos.
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