Vive el Törggelen en el Alto Adigio para saborear el verdadero sabor del otoño

El término Törggelen deriva probablemente de torrgl, que significa la habitación que albergaba la prensa de las uvas. Esta época es precisamente lo que se celebra: el final de la vendimia. Es un momento festivo en el que todos los participantes en la vendimia se reúnen para degustar el mosto nuevo sin fermentar y las granjas abren sus armarios con mesas cargadas de manjares. Desde las castañas asadas, las reinas de la temporada, hasta las albóndigas, los raviolis Schlutzkrapfen y las salchichas con chucrut, pasando por los embutidos y los dulces Krapfen.

La tradición del Törggelen está especialmente viva entre las granjas y explotaciones agrícolas cercanas a los castañares y viñedos del valle del Eisack, a lo largo de la Ruta del Vino, en la zona de Bolzano y en la región de Burgraviato.
Según la tradición, el Törggelen comienza en los primeros días de octubre, tras las labores de la vendimia, y dura hasta el Adviento, inicio del tiempo litúrgico prenavideño.

Quienes vienen al Alto Adige durante el periodo de Törggelen pueden disfrutar de una iniciativa llamada Törggelen Originale para vivir plenamente el alma del festival. Se trata de un programa en el que participan 17 posadas, aquí llamadas Buschenschänke.
Todas tienen el sello de calidad Gallo Rosso y se las reconoce por un símbolo: una rama que cuelga de la puerta de entrada con una cinta roja. El personal te hará de guía en unos paseos por valles encantados, teñidos de follaje amarillo, y te llevará a las posadas tras un paseo por el bosque. Allí podrás degustar el famoso speck acompañado de un vaso de excelente vino local y te pondrán a asar al fuego las castañas. Su aguardiente te calentará el corazón. Lo único que tienes que hacer es simplemente elegir entre las 17 posadas seleccionadas.

¿Algunos ejemplos que hacen cosquillas al paladar? La posada Oberpartegger se enorgullece de su carne y tocino caseros, y la Rielingerhof de las frutas y verduras que cultivan directamente en su propio campo. El orgullo de Griesserhof es la bodega, mientras que las salchichas ahumadas, las albóndigas y los ñoquis de queso desfilan por la mesa de la masía Pschnickerhof.

Algunas de las posadas ofrecen también la posibilidad de pernoctar, todas están rodeadas de naturaleza, que en otoño se tiñe de colores flamígeros. Toma asiento en las terrazas panorámicas de las cabañas para sumergirte en el paisaje, y luego pasa a los stuben, los comedores con las típicas chimeneas (stube, de ahí su nombre) para degustar las especialidades del Alto Adige.

Viajar al Alto Adige en otoño es una oportunidad para poder compartir una fiesta especial con una población orgullosa de sus costumbres, tenaz guardiana de sus tradiciones populares y de los sabores auténticos de la cocina campesina. Vino, comida y convivencia: déjate llevar por la magia del Törggelen.