Resumen
Situada originalmente en la histórica Via Francigena, la Capilla del Taja se creó como lugar de devoción privada y representación de la ilustre familia del mismo nombre. La familia del Taja, originaria de Lombardía, se trasladó a Siena en 1350 y se enriqueció gracias al comercio, ganándose un lugar destacado entre las familias más importantes de la ciudad. Se cree que la ornamentación de la capilla es obra de Giulio del Taja, figura prominente de Siena entre los siglos XVII y XVIII, miembro de los Caballeros de san Esteban y proveedor de las fortalezas de la ciudad.
Pese a sus reducidas dimensiones, la capilla cuenta con una nave, un presbiterio y un altar, todo ello embellecido con frescos, monocromos sobre lienzo, estuco blanco, pinturas que imitan el brezo y relieves de estuco. Sobre el altar se representa la Asunción de María rodeada de un grupo de apóstoles alrededor del sepulcro, así como Dios Padre y Jesús en estuco y varios santos pintados al fresco sobre el fondo azul del cielo. Originalmente, una pequeña ventana en la parte superior iluminaba los relieves, realzando el efecto escénico general. Las paredes, delimitadas por ocho marcos de estuco, están adornadas con retratos de medio cuerpo de santos y beatos de Siena.
