Fin de semana en Val d'Orcia: 10 iglesias y monasterios imprescindibles
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Las amplias extensiones de campos cultivados y las icónicas hileras de cipreses.
La espiritualidad, ya inherente en el paisaje, se ve reforzada por los numerosos edificios religiosos que salpican el horizonte: preciosos monasterios, abadías, catedrales e iglesias a visitar, envueltos en una atmósfera de íntima tranquilidad, que son los guardianes de un patrimonio artístico inigualable.
Por las cimas de las colinas despuntan antiguos pueblos, con fortalezas que vigilan el valle surcado por el río Orcia. Se trata de un tramo mágico al sur de la Toscana, entre las provincias de Siena y Grosseto, que la UNESCO ha catalogado como lugares Patrimonio de la Humanidad.
Montalcino
Encerrado entre murallas y protegido por un castillo, el pueblo ha permanecido intacto desde el siglo XVI. Llama la atención por su perfección arquitectónica, así como por su posición panorámica. El Duomo, la Catedral del Santissimo Salvatore, erigida en 1462 sobre una iglesia parroquial románica del mismo nombre, destaca en el centro histórico con su fachada neoclásica.
No hay que perderse: los cuadros del interior; el del primer altar, Inmaculada Concepción con Jesús y Dios Padre, y los dos de la Capilla del Sufragio.
Castelnuovo dell’Abate
Desde Montalcino, debes seguir una sinuosa y espectacular carretera rural, donde los viñedos de Brunello, fuente del famoso vino, te acompañan hasta Castelnuovo dell'Abate. Aquí se encuentra la abadía de Sant'Antimo, del siglo XII, un magnífico ejemplo de arquitectura románica. Esta obra maestra de la arquitectura medieval se alza aislada en un claro rodeado de olivares y campos de trigo. Es un lugar de poderosa fascinación, que conserva el encanto de la vida monástica de los benedictinos, la orden que habitó en la abadía durante siglos. Aquí se unen en una síntesis ideal la armonía de las líneas, la naturaleza y lo sagrado.
No hay que perderse: una estancia en la Foresterie, para pasar unos días de retiro espiritual.
San Quirico d’Orcia
El pueblo está situado en una colina, desde la que se puede disfrutar de un impresionante panorama, dominado por la Colegiata de San Quirico y Giulitta: una iglesia románica en la que se han superpuesto elementos góticos y barrocos. En el interior resaltan el retablo del siglo XV que representa a la Virgen con el Niño y el coro de madera.
No hay que perderse: en el exterior, a ambos lados del portal, el detalle de las columnas que descansan sobre estatuas de leonas.
Rocca d’Orcia
Con su austera fortaleza sobre una elevación del terreno, la villa medieval ha sido durante siglos la guardiana de la Vía Francígena. Podrás disfrutar del paisaje formado por ordenadas hileras de cipreses, robles milenarios, olivares y viñedos en sus barrancos, antes de visitar la pequeña iglesia de San Simeone: de estilo románico, aunque probablemente sea mucho más antigua, que está apartada y envuelta en el silencio, ideal para efectuar una pausa meditativa dentro de la belleza.
No hay que perderse: los frescos del siglo XIV del interior.
Castiglione d’Orcia
También aquí el pueblo medieval se despliega desde la fortaleza en lo alto de una cresta. Pasea por sus estrechas calles, admirando el conjunto de casas de piedra hasta que llegues a la Iglesia de Santi Stefano e Degna, del siglo XIV, inmersa en las verdes colinas onduladas y con una hermosa fachada renacentista.
No hay que perderse: los frescos de la escuela de Siena en el interior.
Radicòfani
Déjate guiar por la fortaleza hasta llegar a este pueblo, entre cuyos principales puntos de interés se encuentra la iglesia románica de San Pietro: detente en la plaza situada detrás del edificio para observar un panorama exuberante que se abre hacia el sur. Antes de irte, entra también en la iglesia de Sant'Agata, patrona del pueblo.
No hay que perderse: los objetos de terracota de Della Robbia en el interior de ambas iglesias.
Pienza
Localidad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue planeada por el Papa Pío II como una ciudad ideal, fundada sobre los valores de la armonía y la compostura formal del Renacimiento. El pueblo preexistente lo revolucionó Bernardo di Matteo Gambardelli, conocido como il Rossellino, alumno del famoso arquitecto y científico Leon Battista Alberti. Hoy en día, la joya sigue resplandeciendo con su catedral del siglo XV dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.
No hay que perderse: las preciosas obras de arte encargadas por Pío II a los principales artistas sieneses de la época.
Sant’Anna in Camprena
No muy lejos de Pienza se encuentra el complejo monumental de Sant'Anna in Camprena, un antiguo monasterio benedictino olivetano, ahora convertido en parte en casa rural, tras una respetuosa restauración que ha conservado sus numerosas obras de arte.
No hay que perderse: una noche aquí, admirando los frescos del refectorio en un ambiente de paz imperturbable.
Monticchiello
Viajando hacia este pueblo por una carretera secundaria, detente a admirar Pienza desde lejos, apreciando su armonioso diseño urbano. A continuación, llegarás a una loma a la que se aferra el pueblo para dirigirte a la Iglesia de los Santos Leonardo y Cristóbal, del siglo XIII, con su fachada gótica.
No hay que perderse: los frescos del siglo XIV que cubren todo el perímetro de los muros del Presbiterio, expresión del arte sienés.