Piamonte, la región que nunca se aburre entre naturaleza, historia

Los primeros vestigios de vida en la región se remontan al Neolítico, con la presencia de los celtas en la zona comprendida entre los ríos Sesia y Ticino. Les sucedieron los ligures y otros pueblos de ascendencia celta, como los taurinos. Los romanos explotaron la región como puesto de avanzada para controlar los pasos alpinos del Valle de Aosta, la ruta de acceso a la Galia. Fue Julio César quien hizo construir la ciudad de Julia Augusta Taurinorum, la actual Turín.

A la caída del Imperio Romano, Piamonte pasó a estar bajo el control de varios pueblos germánicos, antes de formar parte del imperio Carolingio. Durante esta fase, se produjo una división del territorio que vio nacer el marquesado de Monferrato, que duró hasta el advenimiento de la Casa de Saboya. La familia Saboya no era piamontesa, pero obtuvo su poder gracias al control de los pasos alpinos y tuvo una importante influencia en la zona. 

Tras la batalla conocida como el asedio de Turín (en 1706), en la que se enfrentó a los franceses, Víctor Amadeo II recibió la corona del reino de Cerdeña (que también incluía Piamonte), iniciando el apogeo de la corte turinesa. Tras el breve dominio napoleónico, Víctor Manuel I recuperó el control del reino e inició el proceso de unificación del resto de Italia.

Comenzamos en Turín, la capital de Piamonte y conocida por su refinado patrimonio histórico y artístico. La ciudad conquista con sus cafés históricos, museos, plazas, iglesias y obras de arte. Entre sus tesoros se encuentra la Mole Antonelliana, símbolo de la ciudad y sede del museo del Cine, un edificio monumental en el centro de la ciudad que en su día fue la construcción de mampostería más alta del mundo. El nombre proviene del arquitecto que lo concibió, Alessandro Antonelli.

También merece la pena visitar el palacio real de Turín, la más importante de las residencias de los Saboya, y el palacio Madama, uno de los edificios más representativos de Italia, importante patrimonio arquitectónico de la UNESCO y sede del museo cívico de arte antiguo.

Hablando de museos: uno de los más populares es sin duda el museo egipcio de Turín, el más antiguo del mundo dedicado íntegramente a la civilización egipcia.

Novara es una ciudad fascinante, con un pequeño y tranquilo centro histórico, palacios coloridos, plazas animadas y una arquitectura del siglo XIX que se mezcla con la de un ilustre novarés, Vittorio Gregotti.

Alejandría nació como ciudad militar y fortaleza ante el avance de Federico Barbarroja y este peculiar pasado le ha dado grandes monumentos, residencias nobles y una llamativa y sobria estructura.

Asti es conocida por su Spumante (vino espumoso), por el preciado vino Barbera del Monferrato, por su rica gastronomía y por el famoso palio ciudadano, un desfile histórico que cada año trastoca las calles del centro de la ciudad. Merece la pena visitar la cercana Canelli, una pequeña ciudad del Monferrato Astigiano, muy apreciada por sus bodegas y vinos espumosos.

Cinco etapas pueden hacerte vivir Piamonte de una manera especial. La primera conduce al lago d’Orta, uno de los más bellos de Italia, lleno de pueblos característicos en sus orillas. En su interior se encuentra la isla de San Giulio, un oasis de tranquilidad conocido como "la isla del silencio". Uno de los pueblos más queridos es Orta San Giulio, con su centro completamente peatonal y la plaza principal transformada en un auténtico salón del lago.

Son encantadoras las islas Borromeas, un archipiélago de islas en el lago Mayor que incluye Isola Bella, Isola Madre, Isola dei Pescatori, Isolino di San Giovanni y Scoglio di Malghera

A los deportistas os encantará el Via Lattea un complejo internacional de esquí formado por las estaciones piamontesas de Sestriere, Sauze d'Oulx, Sansicario, Cesana, Claviere y la francesa Montgenèvre. Más de 200 pistas para una extensión superior a los 400 kilómetros. Otro elemento imprescindible es Valsusa, el mayor y más poblado valle de Piamonte.

Del deporte a la historia: te recomendamos una visita a la Reggia di Venaria. Se trata de una de las más bellas residencias de los Saboya, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, diseñada por el arquitecto Amedeo di Castellamonte. El duque Carlos Manuel II decidió su construcción con la intención de convertirla en su pabellón de caza. Suntuosa, rica e imponente, su construcción se inspira en la del palacio de Versalles.

Una última parada es las Langhe, colinas legendarias en la zona de Cúneo y en parte de Asti, donde no solo se producen algunos de los mejores vinos del mundo, como Barbaresco y Barolo, sino que puedes pasear por un territorio fascinante.

Entre los lugares más insólitos y curiosos de Piamonte se encuentra la fortaleza de Fenestrelle, un complejo fortificado en Val Chisone, llamado la Gran Muralla del Piamonte. Encierra 3 complejos fortificados, el San Carlo, el Tre Denti y el Delle Valli, unidos por un túnel con la escalera cubierta más larga de Europa, con nada menos que 4000 escalones.

Más que un destino, todo un territorio: el Roero es una zona de colinas que flanquean las orillas del río Tanaro, caracterizada por cultivos y aldeas históricas en medio de una naturaleza salvaje y colinas escarpadas.

Los vinos tintos son la joya de la corona de la producción vinícola piamontesa, destacando Barolo, Barbaresco y Barbera.

Típica y renombrada es la fassona piamontesa, la carne de un típico bovino criado en las zonas de Cúneo y Asti, que es tierna y con poca grasa.

Los amantes del queso debéis probar el queso toma piamontés, un queso que ya se producía en la época romana y que está disponible en dos versiones: Toma tierna y toma semidura. Ambos preparados con leche de vaca.

Tampoco hay que perderse la apreciada trufa de Alba, estrictamente blanca, para espolvorear sobre el tajarin, los huevos o la carne triturada. Y luego, la avellana de Piamonte, redonda y suave.

Piamonte acoge numerosos eventos, pero entre los más característicos está el histórico carnaval de Ivrea, conocido por la batalla de las naranjas: durante tres días transforma las principales plazas de la ciudad.
Acuérdate también del mercado internacional de la trufa blanca de Alba, que atrae a turistas de todo el mundo a las Langhe entre septiembre y diciembre. Pero también el salón del libro de Turín, un acontecimiento cultural brillante.