Urbino El Centro Histórico
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Entre el valle del Metauro y el valle del Foglia, en las colinas de la región de las Marcas frente al mar Adriático, se encuentra la ciudad de Urbino, uno de los centros más importantes del Renacimiento italiano, cuyo encanto artístico y patrimonio arquitectónico conserva aún hoy.
Adornada con edificios de arenisca y rodeada por una larga muralla de ladrillos, Urbino es una ciudad de inmensa riqueza histórica y artística. De ser un simple pueblo, pasó a ser la "cuna del Renacimiento" y, aún hoy, paseando por su centro histórico se respira el aire del siglo XV.
En 1998, Urbino se ganó el honor de ser considerada Patrimonio Mundial de la UNESCO por haber sido un punto de atracción para los más ilustres eruditos y artistas del Renacimiento de toda Italia y del mundo, y por haber influido en el progreso cultural del resto de Europa, logrando al mismo tiempo mantener casi intacto su excepcional conjunto urbano.
Historia y curiosidades de Urbino
La historia de Urbino hunde sus raíces en la época romana, cuando, debido a su importante posición estratégica, se dotó de sólidas murallas y se convirtió en una ciudad fortificada. Sin embargo, el apogeo de Urbino se produjo en el siglo XV gracias a Federico da Montefeltro.
En esos años dorados, Urbino adquirió la excelencia monumental y artística que le permitió extender su influencia al resto de Europa. La ciudad se convirtió en una magnífica corte principesca, que albergaba lo mejor que la cultura humanista del Renacimiento italiano podía ofrecer en aquella época: Piero della Francesca, Luciano Laurana, Leon Battista Alberti y Giovanni Santi, padre de Rafael.
La última gran época de esplendor artístico y cultural de Urbino se debe a Clemente XI, quien financió la renovación de varios palacios, iglesias y monasterios de la ciudad inmediatamente después de su elección al trono papal en 1701.
Qué ver en Urbino: 9 lugares que no te puedes perder
Los lugares de Urbino que no te puedes perder están ligados a las épocas de máximo esplendor de la ciudad. El centro histórico tiene algo más de un kilómetro cuadrado y se puede recorrer a pie en busca de cosas que ver y admirar, como monumentos y obras de arte.
El majestuoso palacio ducal de Urbino es una obra maestra del arte renacentista que alberga la Galería Nacional de las Marchas y el Museo Arqueológico Lapidario. Al lado, en la misma plaza Duca Federico desde la que se accede al palacio, se encuentra la catedral de Urbino, dedicada a santa María Asunta y reconstruida por completo tras el terremoto de 1789.
Bajo la catedral de Urbino se encuentra el oratorio del Santissimo Crocifisso della Grotta, también conocido como oratorio della grotta, compuesto por cuatro capillas erigidas entre los siglos XVI y XVII. En el interior de la capilla de la Resurrección se encuentra una piedad de mármol esculpida por Giovanni Bandini en 1597.
En la casa de Rafaello Urbino se encuentra el museo que alberga pinturas y paneles del artista y de su padre, Giovanni Santi. No muy lejos de Casa Santi se encuentra la fortaleza de Albornoz, construida en la segunda mitad del siglo XIV con función defensiva en el punto más alto de la ciudad.
La iglesia de San Bernardino, a las afueras del centro histórico de Urbino, fue encargada por Federico da Montefeltro como lugar de enterramiento suyo y de su hijo Guidobaldo da Montefeltro. Cerca de la entrada se conservan sarcófagos barrocos de mármol.
3 ideas sobre qué hacer en Urbino
El pequeño centro histórico de Urbino está repleto de cosas que hacer, e ir de un lugar a otro suele llevar solo unos minutos, aunque las maravillosas vistas te obligarán a detenerte y hacer unas cuantas fotos. Desde la catedral de Urbino se puede llegar al oratorio de San Juan Bautista, una pequeña maravilla que esconde un colorido ciclo de frescos pintados por los hermanos Lorenzo y Jacopo Salimbeni hacia 1416.
Un poco más adelante se encuentra el oratorio de San Giuseppe, que alberga algo único: la natividad de Jesucristo en toba y piedra pómez esculpida por Federico Brandani. La obra está ambientada en una capilla revestida de toba para recrear el ambiente de una cueva.
Entre los lugares que no hay que perderse en Urbino está el palacio del Collegio Raffaello, uno de los edificios encargados por el papa Clemente XI para albergar a la congregación religiosa de los padres escolapios.
¿Qué comer en Urbino? 4 especialidades con las que deleitarte
La tradición culinaria de Urbino se basa sobre todo en los productos de la tierra, y no se puede empezar una comida en Urbino sin pedir una tabla de quesos y embutidos, como la casciotta D. O. P. de Urbino y el prosciutto D. O. P. de Carpegna. Estos son también los dos protagonistas absolutos de la crescia sfogliata, pariente lejano de la piadina romagnola, con una historia que se remonta a la época de la corte de los duques.
Como en otras zonas de las Marcas, la pasta nunca falta en las mesas de los habitantes de Urbino. Los passatelli, pasta fresca mezclada también con parmesano y pan rallado, suelen servirse con caldo, pero te sugerimos que pruebes la versión seca cubierta con virutas de trufa.
Los más golosos deben probar el bostrengo, un pastel navideño de aspecto similar al panforte toscano. El arroz, el pan mojado en leche, la harina blanca y la harina de maíz se mezclan con manzanas, peras, nueces, uvas pasas y cacao en una explosión de sabores que te sorprenderá.