Resumen
El café más antiguo de Roma mantiene intacto su encanto con suma elegancia: terciopelos rojos, espejos, marcos dorados, camareros con librea y precios adecuados al ambiente. Sin duda merece la pena visitarlo: después de todo, muchos artistas, escritores y aventureros han pasado por aquí, desde Buffalo Bill a D'Annunzio, de Orson Wells a Schopenauer, de Mendelssohn a Stendhal. En el salón con el piano de cola, todavía está el sofá color salmón que perteneció a Hans Christian Andersen.