Resumen
Coger el metro en Nápoles significa mucho más que desplazarse de un punto a otro de la ciudad. Al menos en la estación Toledo, considerada la estación de metro más bonita de toda Europa.
Más que una estación, Toledo es una auténtica galería de arte al alcance de cualquiera, que te dejará sin palabras. En el primer nivel de la parada, el color oscuro del suelo y el techo contrasta con los grandes mosaicos de William Kentridge. Al descender al segundo nivel, por las escaleras mecánicas, levanta la mirada para admirar el Cráter de Luz, un cráter que recorre todos los niveles y permite que la luz del sol penetre desde el exterior, añadiéndose a los colores de 144 LED y a los matices de las Olas, las olas laterales. El resultado es espectacular: tendrás la impresión de encontrarte en un mundo submarino, no por casualidad rebautizado como Galería del Mar.
Y eso no es todo. La Estación de Toledo esconde muchas otras obras de arte menos famosas pero igualmente interesantes, como Hombres trabajando, dedicada a los obreros que construyeron el metro, Raza humana, Cobre fundido en las orillas del Golfo de Nápoles, El teatro es vida, la vida es teatro, Las tres ventanas y Engiadina.
