Comida callejera en Nápoles, quintaesencia de las maravillas del paladar
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Aquí, la comida reina no solo en la mesa, abunda por las calles, las tiendas , porches y puestos de comida, que ofrecen experiencias gustativas inolvidables.
Vivir Italia también significa esto: sumergirse en las tradiciones culinarias y dejarse conquistar por los sabores más auténticos. Descubramos los secretos, receta a receta, de la mejor comida callejera de Nápoles.
La reina se transforma: hay pizza para llevar y pizza frita
La pizza napolitana es sin duda el icono de la ciudad, y los napolitanos han inventado una forma de llevarla con facilidad. La “pizza a portafoglio” se creó como pizza para llevar y ahora se sirve doblada, lista para comer mientras se pasea por la ciudad. Se puede encontrar en todas partes y pasear por las calles de Nápoles con una pizza a portafoglio en las manos es una experiencia imperdible, un sabor genuino y pleno.
Otra opción es la pizza frita. Se trata de una simple masa con relleno de tomate y mozzarella, pero también hay alternativas más creativas. ¿Cómo se cocina? Por supuesto, no hay que decirlo, siempre en aceite caliente.
Cómprala en Pizza Fritta 1947, justo enfrente de la famosa pizzería Da Michele, o en Esterina Sorbillo, que tiene varios locales de venta en la ciudad, desde Via dei Tribunali a Vomero.
A un lado la reina, al otro el rey: cuoppo, el rey de la comida callejera
Si la pizza es la reina, el cuoppo (cucurucho) es el rey de la comida callejera napolitana.
Las pequeñas frituras que van dentro del cucurucho de papel son perfectas para irlas comiendo mientras se explora la ciudad. Hay para todos los gustos, la única constante es que todo está frito. El clásico cuoppo contiene croquetas de patata, zeppoline (pasta frita) saladas, sciurilli fritos (flores de calabacín rebozadas), mini arancini (bolitas de arroz), restos de polenta frita y buñuelos de pasta. Para los que prefieren el pescado, es imprescindible la frittura di paranza (pescadito frito): pescado pequeño y anillas de calamar, acompañado de verduras rebozadas. El lugar idóneo para comer un cuoppo perfecto es la Friggitoria Vomero, un barrio que debes visitar obligatoriamente si estás de paso por Nápoles.
El bocadillo napolitano no se rellena: ya está relleno
El bocadillo típico de Nápoles se llama pagnottiello, y está hecho de masa enriquecida con queso, panceta y salami. No se puede decir que se ha probado la comida callejera más auténtica sin comerse uno: grasiento, delicioso y gigante. La dirección donde acudir es la Antica Friggitoria Masardona.
Una alternativa no menos suculenta es el bocadillo de albóndigas con salsa de carne. Puede sonar extraño si estás acostumbrado a ver la salsa de carne sólo en la pasta, pero merece la pena probarlo. El local adecuado es Tandem.
¿Rosquillas napolitanas? Sólo con manteca y pimienta
En Nápoles, los taralli (rosquillas) son el tentempié por excelencia. Se consumen a todas horas, a media mañana, por la tarde para merendar y con el aperitivo.
Su historia se remonta a finales del siglo XVIII, cuando los panaderos empezaron a reutilizar los restos de masa añadiendo manteca, pimienta y almendras y retorcerlos antes de hornearlos. Las direcciones que no debes perder para degustar los mejores taralli de la ciudad son el Tarallificio Leopoldo y la Taralleria Napoletana. La variante clásica es la que lleva almendras, pero hay de todo tipo.
La pasta y la fritura combinan bien: la tortilla de pasta
Es la apoteosis de la comida callejera napolitana, que aúna la tradición italiana de la pasta y la pasión napolitana por las frituras. En versión mini, la frittatina di pasta (pequeña tortilla) se encuentra a menudo dentro de los cuoppi, pero para disfrutarla al máximo, te aconsejamos que la compres sola, tiene el tamaño de una rosquilla.
La más clásica se encuentra en Di Matteo, mientras que Giri di Pasta la ha reinventado ofreciendo muchas variantes, todas ellas muy sabrosas.
Las zendraglie, en Nápoles no se tira nada
En Nápoles, todo se aprovecha y se convierte en una delicia que hay que probar para disfrutar al máximo de sus sabores culinarios. Esto también se aplica a los despojos, que aquí se llaman zendraglie. El nombre se remonta al Nápoles borbónico, cuando los nobles arrojaban los despojos de los animales desde sus balcones a los pobres, que gritaban "¡les entrailles! (las vísceras)", de donde derivó la palabra zendraglie. Se trata de callos, el hocico, los cartílagos, las ubres y la matriz de los cerdos y los bovinos.
Para probarlos, vete a la Antica Tripperia O'Russo o a Le Zendraglie en Pignasecca.
El dulce va al final en la comida callejera: los mejores dulces típicos napolitanos
No se puede decir que se ha estado en Nápoles sin plantearse el eterno dilema: ¿sfogliatella (milhojas) rizada o quebrada? Para disipar la duda, hay que probar ambas, varias veces. Puedes encontrarlas en Attanasio, cerca de la estación: las hornea continuamente y siempre están calientes y perfumadas. También las tienes en Scaturchio o en Pintauro.
La tradición napolitana, sin embargo, es realmente rica: pásate por Carraturo para probar el baba (pastel borracho), y debes pasar por Poppella, en Sanità, para probar el copo de nieve, un bollo blando relleno de crema de leche, nata y vainilla.
La capital de la Campania mantiene la golosa promesa de no dejar nunca que sus visitantes vuelvan a casa con el estómago vacío. Dulce o salada, la comida callejera en Nápoles sólo tiene una regla: frito es mejor.