Resumen
En el siglo XII, Guillermo de Vercelli, en peregrinación hacia Tierra Santa, se detuvo aquí, en la ladera sur del monte Vergine, no muy lejos de Avellino, para construir un santuario dedicado a la Virgen y fundar la congregación de Montevergine. Desde entonces, la basílica y el monasterio vivieron una época de gran esplendor gracias al favor de los reyes de Sicilia. Luego conocieron un periodo de decadencia hasta convertirse en encomienda en 1430. A la basílica, dividida en dos cuerpos, se accede por un patio. En frente se encuentra la entrada del museo de la abadía, que conserva una silla abacial del siglo XII, con incrustaciones de estilo árabe, la tabla de la Virgen de San Guglielmo, de finales del siglo XII y un crucifijo de madera del siglo XIII de la escuela francesa. Además, lienzos fechados entre los siglos XV y XVIII, estatuas de los siglos XII-XV y ornamentos de los siglos XII-XIII. Una exposición permanente muestra un belén napolitano y ejemplares procedentes de todo el mundo desde el siglo XVII hasta la actualidad. A la izquierda se pasa a la iglesia antigua, reconstrucción barroca de un edificio gótico anterior; el altar mayor, con incrustaciones de nácar, lapislázuli y ágatas, data de mediados del siglo XVII, mientras que en la capilla del Santissimo Sacramento, a la derecha de la capilla mayor, hay un baldaquino de la segunda mitad del siglo XIII (posteriormente modificado), con un ciborio de mármol del siglo XV. A la izquierda de la iglesia antigua, un arco da acceso a la iglesia nueva, construida en 1952-61 inspirándose en las formas del románico. Construida sobre un lugar de culto barroco, del que incorpora casi por completo la nave izquierda, es imponente (mide 54 m de largo por 25 de ancho), pero lo que llama la atención es el altar mayor, sobre el que, en un trono de mármoles, bajorrelieves y estatuas de bronce y plata, se muestra la gran tabla de la Virgen de Montevergine, para los fieles Mamma Schiavona, obra de finales del siglo XIII de Montano d'Arezzo, venerada cada año por más de un millón de peregrinos que llegan hasta aquí; le sirve de fondo un mosaico monocromo moderno de Jànos Hajnal. En la cripta se conserva el sepulcro de Guillermo de Vercelli.
