Resumen

En 1801, en el monasterio boloñés de la Cartuja de San Girolamo di Casara, construido en 1334 gracias al legado de Giovanni D'Andrea, se estableció un cementerio que constituye uno de los complejos monumentales más importantes de Europa. La iglesia se consagró en 1359 y se enriqueció gracias a los encargos de los monjes cartujos, que hicieron decorar el edificio con valiosas obras de arte, como el políptico de Vivarini dedicado al beato Nicolò Albergati, además de lienzos de Guercino, Ludovico y Agostino Carracci. Entre los grandes retablos que aún hoy conservan su ubicación original en la cartuja, se encuentran los de Bartolomeo Cesi, Giovanni Andrea, Elisabetta Sirani, Lorenzo Pasinelli, Domenico Maria Canuti, Giovanni Maria Galli Bibiena y Nunzio Rossi. Otra obra notable es el coro con taracea de Biagio de' Marchi (1538).
En la primera década del siglo XVII, Tommaso Martelli proyectó el campanario principal y en 1768 Gian Giacomo Dotti diseñó la entrada monumental del monasterio. Por otro lado, en 1869 se encontró una importantísima necrópolis etrusca identificada por Antonio Zannoni, de la que proceden los materiales incorporados actualmente a la sección etrusca del Museo Cívico Arqueológico de Bolonia.
Para la primera fase de recuperación de los espacios del monasterio utilizados como cementerio, según las concepciones del higienismo ilustrado, se recurrió a los proyectos del arquitecto Angelo Venturoli y el diseño de Luigi Marchesini. Ercole Gasparini, por su parte, ideó en 1802 la entrada monumental, de la cual parte una avenida rectilínea que conduce a la Capilla del Sufragio (1811).
Entre los lugares más espectaculares de la cartuja, recordamos la Logia de las Tumbas (1833), reelaborada por Coriolano Monti, la Sala Gémina, con el monumento de Salvino Salvini dedicado al agrónomo Giovanni Francesco Contri (1873), y las numerosas tumbas encargadas a los mayores escultores de la época, con frescos realizados por grandes pintores como Pietro Fancelli, Flaminio Minozzi, Filippo Pedrini, Antonio Basoli y Pelagio Palagi.
Entre las sepulturas más famosas recordamos las de Carlo Broschi, alias Farinelli, Isabella Colbran, Gioacchino Napoleone Pepoli, Giuseppe Grabinski, Giosuè Carducci, Marco Minghetti, Enrico Panzacchi, Riccardo Bacchelli, Ottorino Respighi, Giorgio Moranti y Giovanni Cappellini, entre otras.
En 2008, además, se reformó la Sala de Espera con la configuración de Flavio Favelli, que decidió no alterar el espacio preexistente, sino rediseñarlo con paneles de madera, cortinas que dejan descubiertas las columnas, un gran espejo, 25 candelabros de cristal y un palco central de madera, apto para albergar un féretro.
Dentro del cementerio de la cartuja también hay espacios para los no católicos (1822), un cementerio judío (1869), crematorio y columbario (1888), así como el monumento a los caídos de la Primera Guerra Mundial (siglo XX).