Resumen
Al llegar al pueblo que se encuentra enclavado entre colinas y bosques, olivares y viñedos, se llega a un lugar casi mágico, atemporal, silencioso y relajante. Paseando por sus callejones de piedra y sus casas antiguas, te pierdes en el ambiente acogedor que los impregna, deteniéndose a admirar iglesias y palacios que contienen joyas de arte de gran valor: la iglesia de Santa Maria Assunta o Collegiata, el Palacio Farnese-Ridolfi del siglo XVI, conocido como el "Pennone" porque sobresale como el asta de un barco, y, saliendo del centro histórico, el convento de San Francesco. Por aquí todavía circula una antigua leyenda: se dice que el convento fue construido en 1229 en memoria de un milagro realizado por el santo en Lugnano, cuando liberó de un pato a un niño mordido por un lobo. Finalmente, no hay que perderse las especialidades gastronómicas locales, sabores sencillos e intensos que recuerdan la tierra y los gestos pacientes de quienes la cultivan desde siempre.
05020 Lugnano In Teverina TR, Italia
