Sansepolcro

Sansepolcro es una pequeña, preciosa e históricamente importante tierra de la Toscana, cruce de caminos entre su Región, Umbría, Marcas y Emilia-Romaña, hoy centro principal de la Valtiberina, donde se extiende el primer tramo del valle del río Tíber. También conocido como Borgo Sansepolcro, su territorio está delimitado por la cadena montañosa preapenina al oeste, por el Alpe di Catenaia al noroeste y por el Alpe della Luna al noreste. Tres importantes pasos conectan el fondo del valle con la cercana zona adriática: Viamaggio, hacia Rimini, Bocca Trabaria, hacia Urbino, y Bocca Serriola, hacia Fano.

En esta tierra, la belleza se ofrece generosamente al visitante en cada vistazo del paisaje, colinas y montañas, que forman su telón de fondo; El arte y la historia rezuman por todas partes, desde el Museo Cívico, que custodia cuatro obras maestras de Piero della Francesca, entre ellas la Resurrección y el Políptico de la Misericordia, hasta las calles más estrechas del centro histórico, rico de palacios renacentistas e iglesias antiguas, que custodian obras maestras extraordinarias, como la pequeña iglesia de S. Lorenzo, con el Destierro de Rosso Fiorentino.

Desde hace siglos, cada septiembre, el “Borgo” acoge el tradicional Palio della Balestra, una famosa competición de tiro con la antigua ballesta italiana, un espectáculo único, que trae consigo todas esas emociones y ese sano espíritu competitivo que a lo largo de los años han contribuido al nacimiento de uno de los movimientos deportivos más sólidos y variados de Italia Central. No es casualidad que en 2021 Sansepolcro haya obtenido el reconocimiento de Municipio Europeo del Deporte, “Ciudad Europea del Deporte”, gracias sobre todo a la colaboración de las numerosas asociaciones locales que contribuyen a la difusión del deporte como práctica de bienestar y salud.

El Municipio ha estado siempre vinculado a la figura de San Francisco, al que acogió en varias ocasiones durante sus pasos hacia y desde la ermita de La Verna. En las colinas del “Borgo”, el Santo fundó la ermita de Montecasale, una sencilla pero muy sugestiva construcción de piedra, donde se establecieron y residen todavía hoy los Frailes Menores Capuchinos. Desde hace algunos años se organiza el Festival dei Cammini di Francesco, una serie de espectáculos, arte, música y conferencias temáticas dedicadas a quienes siguen las huellas de Francisco por motivos espirituales, religiosos, pero también naturalistas, culturales o deportivos.

La ciudad está dotada de equipamientos turísticos, tanto modernos como tradicionales, y de agroturismos, así como de zonas acondicionadas para caravanas, para permitir una estancia acogedora y adecuada a todas las necesidades. Gracias a su posición geográfica estratégica, es el punto de partida ideal para interesantes excursiones entre las colinas que bordean el lago de Montedoglio y la llanura del río Tíber, y para paseos por las montañas que conducen al Alpe della Luna.