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Rutas y experiencias
De Palermo a Mesina

De Palermo a Mesina por mar, navegando a lo largo de la Ruta de los Volcanes

Tipología
Boat route
Duración
1 día
Número de etapas
5
Dificultad
Medio

El itinerario que te proponemos atraviesa un tramo extraordinario de la costa siciliana: el que desde Palermo, joya del Mediterráneo, conecta con Mesina, la puerta de Sicilia e importante puerto estratégico en el extremo noreste de la Trinacria (el nombre que recibía en la antigüedad la isla por su forma triangular). Un recorrido de aproximadamente 120 millas para completar de una vez, entre patrimonios artísticos y culturales, y así conocer la historia. Todo ello en un espléndido entorno paisajístico que, por el mar y sus numerosas playas, te regalará momentos verdaderamente placenteros.

Día 1

Cabo Zafferano, en el extremo oriental del golfo de Palermo

Cabo Zafferano, en el extremo oriental del golfo de Palermo

El viaje parte de Palermo, ciudad repleta de arte en cada rincón, desde el Palacio de los Normandos, con su Capilla Palatina, hasta la catedral y la Zisa (espléndido palacio, como indica su nombre, del árabe «al-'Aziza», dentro del parque real normando), todos ellos declarados patrimonio de la humanidad de la UNESCO. El nombre de la ciudad, fundada por los fenicios, deriva del griego «pan ormos», es decir, «todo puerto», por la especial conexión con el mar: contempla la playa de Mondello y comprenderás al instante de qué se trata.

Al salir de Palermo, después de diez millas, aparece el cabo Zafferano, un promontorio en el extremo oriental del golfo. No dudes en bajar a tierra para visitar uno de los paisajes más encantadores del Tirreno meridional.

Cefalú y su catedral

Cefalú y su catedral

Al volver al cabo Zafferano, pasadas tres millas, desembarca en Bagheria, localidad llena de villas en las que los señores de Palermo, desde tiempos remotos, solían alojarse para pasar las vacaciones (de entre las muchas que hay, no dejes de visitar villa Butera). Estás en el golfo de Termini Imerese, donde se puede atracar, pero tu ruta pone rumbo recto a Cefalú, a la que se puede llegar en una travesía de 30 millas. Te encantarán la majestuosa catedral y el pequeño puerto pesquero. Aprovecha para caminar por el paseo marítimo y disfrutar de la pasta de almendras, un granizado de café con nata y un brioche caliente.

Capo d'Orlando, anunciado por el faro

Capo d'Orlando, anunciado por el faro

Desde Cefalú, pon rumbo a Capo d'Orlando. Las 43 millas que te separan de este destino ofrecen dos escalas encantadoras: en Santo Stefano di Camastra y en Sant'Agata di Militello, entre las que se intercalan el promontorio y la playa de Caronia.

El faro del monte de la Madonna anuncia Capo d'Orlando. Junto al puerto se extiende, por su parte, el pueblo de San Gregorio.

Milazzo, un puerto auténtico

Milazzo, un puerto auténtico

Pasado el cabo de Gioiosa Marea tras quince millas, pon rumbo hacia el encantador pueblo de Tíndaris, en el promontorio y, luego, atraca en Barcellona Pozzo di Gotto y Milazzo: ambas escalas permiten disfrutar de una Sicilia auténtica. Superada Tíndaris, también puedes optar por ir a Portorosa, uno de los puertos de Ulises. Si giras la cabeza hacia el norte, podrás vislumbrar la belleza salvaje de las islas Eolias, en las que sobresalen los volcanes activos de Estrómboli y Vulcano, que da nombre a la ruta.

Mesina, puerta del estrecho

Mesina, puerta del estrecho

Después de zarpar de Milazzo y pasar la Cruz del Promontorio, fija un rumbo de 30° hasta el cabo Peloro y adéntrate en lo que en su día fue Caribdis, en el embudo de U Strettu. El estrecho, o el tramo de mar que separa Calabria de Sicilia, donde moran, según se dice, dos monstruos marinos, Escila y Caribdis, es un lugar encantado, con un paisaje singular y maravilloso. Ha alimentado mitos y leyendas desde tiempos muy remotos. Cuidado con los vientos y las fuertes corrientes. Estás en el cabo de Hornos del Mediterráneo, caracterizado por el ir y venir de los transbordadores, con un horizonte de 4 millas de paisaje marino. Este paisaje único y extraordinario es absolutamente encantador. Aquí está Mesina y su gran puerto natural, que parece darte la bienvenida con un caluroso abrazo. En la «puerta», la «Virgencilla de la Carta», protectora de la ciudad, saluda a los huéspedes. Mesina fue a lo largo de los siglos un puerto importante y estratégico en la cuenca mediterránea. A pesar de que la ciudad quedó destruida casi por completo por el terremoto de 1908, todavía hay algunos monumentos valiosos que dan testimonio de su grandiosa historia. La catedral, predominantemente de estilo gótico normando, con el reloj mecánico astronómico de su campanario, que a las doce en punto del mediodía ofrece cada día durante 12 minutos un espectáculo asombroso, la iglesia de los Catalanes, de la época bizantina, utilizada como mezquita en la época del Emirato de Sicilia (siglo X d. C. aproximadamente), el Palacio del Ayuntamiento y la fuente de Neptuno. El paseo marítimo y la ruta panorámica brindan unas vistas espectaculares y encantadoras de la otra orilla. Mesina también te conquistará por su «dulzura»: no puedes perderte la pastelería tradicional, con el clásico «cannolo» o con el «lulù» (un bollo típico), ni la heladería, con un sabor especial, gracias al uso tradicional de la algarroba como espesante natural y a la cremosa elaboración típica de Mesina. Aquellos a los que les guste lo salado deben probar antes de irse el pez espada «a ghiotta», con tomate, aceitunas y alcaparras, los «involtini alla messinese» (de carne, pimiento o berenjena, con relleno de pan rallado perfumado y queso) o el clásico «arancino» (aquí obligatoriamente masculino), que hace las delicias de cualquier paladar.

 

Información proporcionada por Viaggio Italiano

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