Decimocuarta etapa del Giro de Italia 2023: de Sierre a Cassano Magnago

Partiendo de Sierre, la ciudad situada en el valle más soleado de Suiza, el recorrido se encarama a los Alpes y, tras superar un desnivel de 1500 metros, llega a los 2004 metros del paso del Sempione. Descendiendo por la vertiente italiana, pasa por Iselle para llegar después a Domodossola, corazón de la Ossola más auténtica, hoy como en el pasado, eje de una tierra fronteriza, encrucijada de culturas y de comercio. Situada en el cruce de seis valles alpinos, la ciudad nos acoge con su centro histórico de inusual belleza, donde es posible encontrar talleres artesanales y productos típicos de los valles alpinos, como embutidos, quesos, panes antiguos y productos de la tradición «walser» acompañados de vinos Valli Ossolane DOC. No muy lejos de la ciudad, sin duda merece una visita el Sacro Monte Calvario, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

La ruta continúa a lo largo del valle del río Toce para llegar a Stresa, la «perla del lago Mayor». Su ubicación es la razón de gran parte de su encanto. Su centro histórico, con antiguos palacios y villas nobiliarias, se refleja en el lago y permite contemplar la mayor parte de su longitud. Entre las exclusivas residencias no podemos dejar de mencionar la sugerente villa Pallavicino, que data del siglo XIX, el palacio Borromeo en la isla Bella y los numerosos hoteles de estilo modernista que salpican la orilla del lago, un lugar fascinante para unos románticos paseos. La cocina típica nos habla del estrecho vínculo entre el lago y la montaña, que se refleja en la amplia selección de vinos que combinan bien con el vasto panorama culinario.

El viaje continúa en Lombardía, en el Varesotto, y sin duda merece la pena visitar el Museo del Vuelo de Somma Lombardo: grandes espacios de exposición dedicados al sueño más arcaico del hombre, el de poder por fin volar. En el museo se cuenta la historia del vuelo y los diversos intentos realizados por el hombre, a través de la exposición de los diversos «artefactos voladores» construidos a lo largo de los siglos.

Nos acercamos a la mitad y falta muy poco para llegar a Cassano Magnago, dominado por el espléndido castillo construido por el arzobispo Ottone Visconti alrededor de 1287. Al norte de la ciudad, merece la pena visitar el oasis naturalista Boza. Construido sobre una cantera de arcilla ahora abandonada, el oasis surge de una colaboración entre LIPU y la ciudad de Cassano Magnago: el espejo de agua, formado por la lluvia después del cese de las excavaciones, se ha transformado a lo largo de los años en un importante ecosistema húmedo que recoge numerosas especies de animales y plantas.

La antigua tradición gastronómica de Cassano Magnago te permitirá degustar muchas delicias que provienen de estas tierras, como el sabroso Gorgonzola, tal vez acompañado de un vino de pasas producido en el territorio de la IGT Ronchi Varesini.