Resumen

Es difícil resumir en unas pocas líneas lo que el parque natural arqueológico de Vulci representa para la Maremma del Lacio, y tal vez sea mejor así, porque la gran variedad de reclamos del parque quizás sea la razón por la que Vulci es tan especial.

Los aficionados a la arqueología pueden pasear por los restos de «domus» y necrópolis a lo largo de las calles pavimentadas de la etrusca Velx (antiguo nombre de Vulci): una ciudad conocida en el pasado por los comerciantes del Mediterráneo, que llegaban a ella fácilmente por mar, siguiendo un recorrido de solo diez kilómetros junto al río Fiora.

También la Baja Edad Media dejó huella en el aspecto actual de Vulci: el castillo de la Abbadia, inicialmente parte de un complejo monástico, pasó a principios del siglo XVI a manos de Alejandro Farnesio (futuro papa Pablo III), quien modificó su aspecto, transformándolo en el actual. La fortaleza conserva los hallazgos recuperados en el lugar durante las excavaciones arqueológicas de Vulci, expuestas en el Museo Arqueológico Nacional de Vulci.

Un puente de fecha incierta cruza el río Fiora en las inmediaciones del castillo de la Abbadia: una leyenda cuenta que, para construirlo, dado su tamaño y su difícil ubicación sobre las gargantas rocosas excavadas por el curso de agua, fue necesario que interviniese el diablo en persona.

Después de tanta historia y arqueología, el viajero también podrá disfrutar de las maravillas naturales de Vulci, enclavada en la verde y exuberante llanura de la Maremma.