Tarquinia: el Medievo que no te esperas
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Tarquinia hace mucho que es famosa por ser Patrimonio Unesco Etrusco, pero no todo el mundo sabe que sus monumentos medievales son de una gran excelencia y singularidad, por lo que es el destino perfecto para quienes buscan maravillas de dos épocas diferentes en una sola ciudad. La propuesta de los 4 monumentos icónicos de la Tarquinia medieval va de la iglesia de San Giacomo a la iglesia de Santa Maria in Castello.
Iglesia de San Giacomo: monjas rebeldes y un paisaje impresionante
Si estás buscando un magnífico punto panorámico para observar el romántico paisaje de Tarquinia, la iglesia de San Giacomo es tu opción ideal. Construida en el siglo XII, la iglesia enseguida se anexionó a un convento de monjas de dudosa conducta que pronto acabaron siendo expulsadas.
Después de un breve periodo de tiempo sirviendo de cementerio, hoy es el lugar perfecto en el que celebrar los eventos culturales más importantes de la ciudad. Tampoco puedes dejar de visitar la cúpula de evidente inspiración árabe, que hace que la iglesia sea única en su género en la zona.
Con campos infinitos en el horizonte, puestas de sol inolvidables y una historia medieval de gran impronta, es el punto ideal para sumergirte de lleno en la abrumadora quietud de Tarquinia.
Iglesia del Salvador, sencillez y belleza
Sobre los acantilados de la ciudad, se divisa esta pequeña maravilla medieval: la iglesia románica del Salvador.
La iglesia, que data del siglo XII, representa de forma sencilla la devoción de los ciudadanos que la han mantenido viva gracias a su compromiso, incluso cuando el clero la abandonó.
A una fachada lineal sin rosetón, le sigue un ábside más articulado, donde los elementos lombardos se alternan con decoraciones pisanas, como los fascinantes losanges moldeados.
Vale la pena dedicar tiempo a entrar y admirar una auténtica obra maestra: el fresco que representa al «Salvador en el trono entre los ángeles». Es fácil perderse en la maravilla de la obra: los magníficos colores y la sugestión que crea el ábside en contraste con las paredes desnudas son asombrosos. De ahí el afecto que el pueblo comparte por esta pequeña joya.
Resecata, mucho más que una defensa
Aunque pueda inducir a engaño, esta imponente barrera defensiva no indica que vayamos a visitar el castillo, sino que vamos a salir de la ciudad.
La Resecata no es más que el marco de un cuadro decididamente evocador, en cuyo centro hay un castillo como protagonista indiscutible de la escena y en el fondo una historia medieval auténtica, ambos dignos de ser descubiertos y admirados.
Se cree que las obras de construcción de la Resecata comenzaron en el 1437: los ciudadanos no se sentían protegidos y aún menos seguro era el castillo, centro social y religioso de la antigua Tarquinia hasta el siglo XV. Desde mediados del mismo siglo, la fortaleza, reconocida como parte externa de la ciudad, cayó en decadencia; sin embargo, permaneció la curiosa costumbre que imponía, a cualquiera que se declarara en quiebra, el deber de pronunciar una fórmula particular en la plaza, golpeando las nalgas tres veces contra una columna, para luego cumplir su pena viviendo fuera de las murallas, en el castillo.
Iglesia de Santa Maria in Castello, símbolo del poder de la ciudad
En el lugar donde se fundó Corneto, la antigua Tarquinia, se alza majestuosa la iglesia de Santa Maria in Castello.
Al visitar Tarquinia, no te puedes perder este excelente tesoro medieval donde el tiempo parece haberse detenido: con su imponente espadaña y las diversas inscripciones de su interior, es un testigo intachable de los siglos que se han sucedido y que dan encanto a la ciudad. De hecho, en el interior es posible admirar numerosos elementos decorativos de mármol con inscripciones que atestiguan el paso de los etruscos, los romanos e incluso los griegos.
La iglesia es el edificio religioso más representativo de la zona, que se yergue vigilante en una posición estratégica, casi capaz de dominar el valle que tiene debajo. También se puede ver desde la costa con su torre, símbolo del poder de la ciudad.
A mediados del siglo XV, al mismo tiempo que la Resecata, la iglesia cae en decadencia y, por ello, se transforma primero en un alojamiento para los soldados que deben curarse y luego, en el siglo XIX, durante las ocupaciones francesas, en un refugio y establo para los caballos de las tropas.
Quienes tengan interés en leer acerca de los acontecimientos históricos de Tarquinia y en recrearse en ellos no pueden perderse esta fascinante etapa.