Pueblos y Rutas del vino

Al sur de Bolzano, cerca de los Dolomitas y enmarcado entre fragantes manzanares y viñedos que deleitan los paladares de todo el mundo con sus vinos excepcionales como el Pinot Noir o negro, se alza el pueblo de Egna, un importante centro comercial desde la Edad Media. Aquí el sol brilla durante mucho tiempo y predomina el agradable clima mediterráneo. En estas zonas del sur de Tirol donde crece y madura la uva cada otoño se celebra el Törggelen, una antigua tradición campesina vinculada con la vendimia, con degustación del vino joven acompañado de especialidades gastronómicas locales.

Un itinerario para descubrir el territorio, sus sabores y su enogastronomía: los vinos DOCG, DOP, e IGP de Romaña son los protagonistas absolutos en Brisighella, ya sea con un “tagliere” con una selección de productos locales de embutidos y fiambres junto a las refinadas creaciones de chefs con estrella. Paseos a pie, a caballo, en bicicleta de montaña y una parada en los baños termales son el interludio perfecto entre una cata y otra, entre una visita a la bodega y otra a los numerosos tesoros de arte y arquitectura que la ciudad encierra entre sus imponentes murallas.

Es una promesa de emociones fuertes y únicas que esta tierra de bodegas y productores, vinotecas y castillos, hoteles con encanto y casas de turismo rural siempre consigue mantener. Aquí, en todas partes, la hospitalidad es un arte antiguo, la enogastronomía una vocación: como en Monforte d'Alba, un centro de origen muy antiguo que atesora vestigios de asentamientos neolíticos y fragmentos de la época romana. Junto con el vino, destacan otras excelencias gastronómicas como trufas, setas y quesos.

El Vernaccia de San Gimignano DOCG, junto con el San Gimignano DOC, son dos vinos típicos del territorio. La Rocca di San Gimignano es el centro municipal de documentación del vino: el lugar de la experiencia directa, que no es solo degustación, sino también contacto emocional. Un experimento único y original, el primero en utilizar medios multimedia para ofrecer a los visitantes una experiencia de inmersión.

En el variado itinerario cultural y enogastronómico de la Ruta del Vino en los Montes Iblei, encontramos Palazzolo Acreide, un pueblo repleto de magníficas joyas del barroco siciliano, como todo el Val de Noto. Aquí, gracias a un clima ideal y a un suelo único, se produce un vino de gran cuerpo en el paladar y de carácter fuerte. Siempre acompañado de exquisiteces locales, resultado de una fusión secular de las múltiples influencias gastronómicas que han dado forma a la cocina local.

Una idea para un viaje, dos lugares para inspirarte: hablamos de los pueblos de Montefalco, conocido como la "barandilla de Umbría" por su encantador mirador y Bevagna, un centro disputado durante siglos por papas y emperadores. Además de sus características urbanas y de los tesoros artísticos que cada una conserva, estas ciudades son apreciadas por sus platos a base de trufa, el aceite de oliva de la almazara y los vinos, entre ellos el Montefalco Sagrantino DOCG, cultivado desde la época de Juvenal y Plinio.

En el espectacular anfiteatro morénico del Lago de Garda, desde la ribera hasta las colinas del interior, se extiende la zona de producción del vino Bardolino DOC y de su versión rosada, el Chiaretto. Un territorio que destaca por sus vistas paisajísticas, sus memorias arquitectónicas y su producción enogastronómica, a lo largo de los 80 kilómetros de la Ruta del Vino de Bardolino. Célebre por sus tortellini, una variedad de pasta rellena en forma de anillo, la ciudad de Valeggio cuenta entre sus atractivos históricos con el Castillo Scaligero.