Emilia Romaña, Módena: el culto al vinagre balsámico y al Lambrusco
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He aquí un viaje en nombre del gusto que combina dos excelencias típicas del territorio modenés: el vinagre balsámico y el Lambrusco.
3 etapas para 3 experiencias que saciarán tu paladar. Durante el recorrido, degustarás 2 productos de kilómetro 0, símbolos de la tradición local, y conocerás los antiguos métodos de elaboración con materias primas de primera calidad.
Módena, capital del vinagre balsámico
El itinerario enogastronómico comienza en Módena, donde el vinagre balsámico tradicional es un auténtico culto.
Por tanto, tenemos que empezar por la Fábrica Municipal de Vinagre de la ciudad. Situada en el ático del Palazzo Comunale, alberga tres baterías de barriles: la mayor, Torre Ghirlandina, tiene diez barriles, mientras que las dos más pequeñas, Secchia y Panaro, seis cada una. Están hechos a mano con maderas diferentes, lo que confiere al vinagre diversos matices de sabor.
En la visita guiada, conocerás la historia de este producto, que ha traspasado las fronteras locales y se ha hecho mundialmente famoso. Pero, sobre todo, podrás degustar el mejor Vinagre Balsámico Tradicional de Módena.
En Spilamberto, no te olvides del Lambrusco
Para completar y profundizar tus conocimientos sobre el vinagre de Módena, tienes que parar también en el Museo del Balsámico de Spilamberto.
A través de sus salas conocerás las distintas etapas de elaboración del vinagre, desde la recolección en los viñedos hasta la vendimia, el prensado y la cocción del mosto.
Te enseñarán las técnicas y los objetos relacionados con su elaboración y escucharás historias remotas, que atestiguan el antiguo origen del inimitable néctar negro. Antes de irte, te sumergirás en el gusto de este condimento especial, con su inconfundible sabor agridulce.
Spilamberto también te impresionará con otro delicioso néctar: el Lambrusco. Sus burbujas rojas también son apreciadas fuera de Italia: el tinto espumoso se ha convertido en el vino más exportado al extranjero. Sus aromas a frutos rojos no dejan lugar a dudas.
Aquí, la ciudadela del vino es Castelvetro di Modena
El viaje al sabor termina en Castelvetro di Modena, entre colinas llenas de hileras de vides, sarmientos y con los Apeninos de fondo, un paisaje de singular belleza.
Si eres fan del Lambrusco, este escenario mágico es ideal para ti: no es casualidad que el pequeño pueblo también sea conocido como la Ciudad del Vino. Aquí degustarás un vino que ha obtenido el reconocimiento de la D. O. P: el Lambrusco Grasparossa.
Recorriendo la vendimia y el proceso de vinificación en las bodegas, podrás beber este tinto tan fresco. También puedes optar por degustarlo en el centro de Módena, en una de las muchas calles gourmet, que combinan especialidades gastronómicas locales con una buena copa de Lambrusco.
Para ello, es perfecta la animada Via del Taglio, llena de enotecas históricas.