Resumen
El comercio de la sal, un producto caro y preciado hasta la era industrial, está en el centro de los acontecimientos que condujeron a la construcción de la Rocca Paolina, una ciclópea fortaleza defensiva en el extremo sur del centro histórico de Perugia.
En 1540, en un intento de enriquecer las arcas de la Iglesia para financiar las guerras religiosas en Tierra Santa, el entonces Papa Pablo III trató de imponer al gobierno de Perusa un pago por la compra de sal muy superior al acordado hasta entonces.
Irritados por esta desorbitada exigencia, los perugios, que no tenían forma de procurarse su propia sal, se rebelaron contra la decisión papal e iniciaron una serie de violentos enfrentamientos contra una fuerza militar, la de Pablo III, mucho mayor y mejor organizada que la suya.
Como estaba previsto, el ejército papal ocupó Perusa al cabo de unos meses y el Papa decidió afirmar su nuevo papel de dominio sobre la ciudad construyendo la Rocca Paolina, que permaneció inutilizada en los siglos siguientes: De hecho, Perugia nunca fue atacada, permaneciendo permanentemente bajo control vaticano hasta 1860.
Tras un cuidadoso trabajo de restauración y recuperación, la Rocca Paolina recibe ahora a los visitantes a lo largo de un fascinante paseo, que recorre el subsuelo de la capital umbriana con escaleras mecánicas y túneles subterráneos. Uno se encuentra en el corazón de la "ciudad enterrada", y por la subterránea Via Bagliona pasea entre calles y plazuelas, patios y fondachi, asomado a las ventanas de antiguas viviendas o panaderías y talleres. Pero a lo largo del recorrido, en lo alto de las escaleras mecánicas y en medio del "pasado", en el Salone delle Acque, no pasa desapercibida Il Grande Nero creada por Burri en 1980, una imponente escultura cinética de 7,5 metros de altura en forma de prisma irregular: en su parte superior se puede ver una especie de luneta que, gracias a un mecanismo interno, se mueve de forma lenta, silenciosa y constante.
