Invierno en Toscana: montañas, baños termales, pueblos y tradiciones culinarias
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Cuando llega el invierno, Toscana cambia su ritmo. En las montañas caen los primeros copos de nieve, de las piscinas termales se eleva lentamente el vapor, los pueblos se iluminan con fuegos, antorchas y festividades antiguas, mientras en las cocinas se preparan sopas aromáticas y recetas que hablan de tradición.
Es una temporada perfecta para quienes aman estar al aire libre, pero también para quienes buscan bienestar y comodidad en valles boscosos, colinas silenciosas y pueblos que conservan ritos y sabores atemporales.
Dónde esquiar en Toscana: Lunigiana, Garfagnana y Abetone
En las montañas de Lunigiana, en el paso de Due Santi, Zum Zeri es un pequeño paraíso invernal: pistas de nivel medio y fácil, servidas por un telesilla y un telesquí. Hay una zona de escuela de esquí, un área de juegos para los más pequeños en la nieve y, por supuesto, un cálido refugio, Faggio Crociato, donde se puede descansar y comer algo.
Entre los Apeninos y los Alpes Apuanos, Garfagnana ofrece un complejo esparcido que une Careggine y el Casone di Profecchia: un área perfecta para esquí alpino y para quienes disfrutan del esquí nórdico, rodeados de castañares y paisajes silenciosos.
En la Montaña Pistoiese, Cutigliano conserva la atmósfera íntima de un pueblo medieval. Desde aquí se llega a Doganaccia, con unos quince kilómetros de pistas, remontes y recorridos para esquí de fondo. No muy lejos se abre el horizonte de Abetone, una de las estaciones de esquí más importantes de Italia, dentro del complejo Abetone Val di Luce: 50 kilómetros de pistas servidas por 17 remontes, distribuidos en los cuatro valles de Val di Luce, Sestaione, Scoltenna y Lima.
Baños termales de Toscana: relax y bienestar entre Val d’Orcia y Maremma
Cuando las temperaturas bajan, los baños termales se convierten en un refugio perfecto.
En Val d’Orcia, las fuentes termales se integran con algunos de los paisajes más icónicos de Toscana. En Bagno Vignoni, la gran piscina en el centro de la plaza cuenta siglos de historia: hoy no es apta para bañarse, pero el pueblo alberga tres instalaciones donde dedicarse al bienestar con piscinas interiores, baños panorámicos y cuevas salinas.
A los pies del Monte Amiata, Bagni San Filippo esconde el Fosso Bianco, un arroyo que crea piscinas y cascadas naturales entre paredes de blanco calizo.
En la Costa de los Etruscos, las Termas de Sassetta brotan a 51 °C en un entorno inmerso en matorral mediterráneo, formando parte de un gran complejo biodinámico.
En Maremma, Saturnia conserva una fuente milenaria que fluye de manera continua desde hace tres mil años a 37,5 °C. Las Cascadas del Molino, llamadas así por la presencia de un antiguo molino junto a las cascadas, son baños termales al aire libre con acceso gratuito. Además de las famosas cascadas, hay dos instalaciones que ofrecen experiencias terapéuticas y relajantes personalizadas.
Pueblos toscanos en invierno: festividades, fuegos y tradiciones antiguas
Durante el invierno, muchos pueblos toscanos redescubren rituales relacionados con el fuego, la luz y la convivencia.
En Buti, entre los bosques del Monte Pisano, el Palio de enero tiene raíces que se remontan al siglo XVII. Los días previos a la carrera se dedican a ceremonias religiosas y cenas de barrio, mientras el pueblo se llena del aroma de la trippa alla butese, preparada según una receta que también incluye carne picada.
En Pontremoli, uno de los centros más pintorescos de Lunigiana, en enero se celebra la Disfida dei Falò: dos enormes hogueras, dedicadas a San Nicolò y San Geminiano, compiten en un rito que recuerda tradiciones ancestrales relacionadas con la protección contra el frío y los conflictos medievales. Semanas de preparativos culminan en una noche iluminada por llamas altísimas.
En Castiglion Fibocchi, al pie del Pratomagno, el Carnaval de los Figli di Bocco transforma el pueblo en un teatro al aire libre: doscientos figurantes lucen trajes elaborados y máscaras de cartón piedra, acompañados de espectáculos y sabores locales.
Platos invernales toscanos: sopas y recetas tradicionales
En Toscana, el invierno huele a sopas humeantes, cada una vinculada a un territorio y a una historia diferente. La ribollita cuenta la historia de la cocina campesina con su mezcla de pan duro y col negra, la frantoiana lleva a la mesa los sabores de la zona de Lucca, el caldaro, nacido como plato de los pescadores del Argentario, resalta el pescado del día, y la acquacotta maremmana combina hierbas silvestres y verduras de temporada. Junto a estas recetas, la farinata de col negra, preparada con judías cannellini y harina de maíz, es un comfort food sencillo y genuino, para disfrutar caliente, recién hecha, o tostada en los días siguientes.
Ya se elija la tranquilidad de los pueblos, la energía de la montaña o el bienestar de los baños termales, cada experiencia se convierte en una manera de vivir el invierno en todos sus matices, sinceros y sorprendentes.