Empezado a construir a principios del siglo XVI, el complejo está formado por dieciocho capillas, cada una con representaciones significativas de la vida y pasión de Cristo realizadas en terracota policromada. Colectivamente, estas escenas reproducen el aspecto de la ciudad de Jerusalén. Desde su creación, el lugar ha sido objeto de peregrinaciones sustitutivas de las de Tierra Santa, gracias a las indulgencias concedidas por el papa León X. En el antiguo granero del convento hay una exposición permanente dedicada a la historia y a las imágenes del Sacro Monte de San Vivaldo.