3 islas, 1 amor
Más que una roca. Cretaccio, la más pequeña de las islas Tremiti, debe su nombre a la arcilla amarillenta de la que está hecha, constantemente erosionada por el mar y las corrientes. Tiene una longitud de unos 400 metros y una anchura, en el punto máximo, de unos 200 metros, para un desarrollo costero total de apenas 1,3 kilómetros. Cuando lo visites, empieza por las ruinas del antiguo puerto, aunque lo mejor está encerrado en los fondos y los bancos de agua que lo rodean.
Para los amantes de las leyendas, según la tradición, por aquí deambula el fantasma de un preso de la colonia penal que fue decapitado en el islote, todavía con su cabeza bajo el brazo. Según algunos, durante las noches más agitadas y tormentosas se oían los gritos de una vieja bruja que vivía en el cercano Scoglio della Vecchia.
Capraia o Caprara, también llamada Capperaia por la presencia de plantas de alcaparras en la isla, así como de artemisia, cardos y lentiscos, es también pequeña y está deshabitada por rocas de granito. Los visitantes no pueden desembarcar. Sin embargo, si te aventuras en una caminata tal vez en kayak, detente a pocos metros de las orillas y toma un baño en las aguas claras. En el fondo del mar hay una estatua sumergida del Padre Pío, ahora San Pío.
A unos veinte kilómetros al noreste de Capraia, Pianosa es una meseta rocosa, también completamente deshabitada. Su altura máxima es de 15 metros sobre el nivel del mar y durante las mareas de tempestad queda casi completamente sumergida. Pianosa forma parte de la Riserva Marina Integrale, por lo que hay que tener en cuenta que, a menos de 500 metros de la isla, está prohibido desembarcar y navegar, así como pescar y bucear, a menos que se vaya acompañado de guías de buceo autorizados. Ponte en contacto con ellos y haz los preparativos: ¡los telones de fondo son espectaculares!
La flora marina es espléndida, rica en esponjas, gorgonias y praderas de algas, pero la fauna de peces y crustáceos tampoco se queda pequeña, poblada por pulpos, sargos, doradas, dentones, meros y langostas gigantes. ¿Algún observador de aves en la sala? Prepárate: en el cielo vuelan las urracas mayores y menores llamadas diomedeo, vencejos pálidos y halcones de la reina.