Resumen
Prácticamente a mitad del lago de Como, la villa surge casi de forma inesperada en el extremo de una pequeña península muy verde: el extremo del Dosso di Lavedo. Su historia comenzó como un «lugar de delicias» creado por el cardenal milanés Angelo Maria Durini a finales del siglo XVIII. Su último propietario, el explorador Guido Monzino, transformó sus interiores en una especie de casa-museo donde dio espacio a su colección de arte y a las reliquias de sus expediciones alpinas y polares. Monzino dispuso que a su muerte, que tuvo lugar en 1988, el edificio y las zonas verdes circundantes pasasen al FAI, el Fondo Ambiente Italiano.
No es exagerado afirmar que el Balbianello sigue siendo en la actualidad una de las villas más románticas del lago. Es demasiado bella para ser verdad, hasta tal punto que el director George Lucas la eligió como un lugar atemporal para las escenas más románticas del segundo episodio de Star Wars. Pero la villa ya había merecido otras apariciones en la historia del cine, como las de Mario Soldati (Tiempos pasados, 1941), John Irvin (Un mes en el lago, 1995) y Martin Campbell (Casino Royale, 2006).
El conjunto es, de hecho, muy escenográfico, con el rellano y las escaleras monumentales, el pequeño embarcadero adornado con estatuas de santos, la residencia y la pequeña iglesia con doble campanario y el mirador que da a la isla Comacina por un lado y a Bellagio por el otro. Las complejas siluetas de los árboles del parque obligan a los jardineros a realizar auténticas acrobacias.
En cuanto a la aproximación desde tierra firme, nos encontramos en Lenno, desde donde podemos partir por tierra o embarcar.
