Resumen
En 1564, Nicolò Grimaldi, conocido como el Monarca, adquirió una porción de terreno al oeste de la zona ocupada por el palacio Bianco y al norte al monasterio de San Francesco y el bastión de Castelletto. Esta zona, extremadamente amplia, permitió la construcción de un edificio de dimensiones solo igualadas por las del Doria-Pamphilj de Fassolo. La fuerte pendiente del terreno supuso una oportunidad para que los proyectistas Domenico y Giovanni Ponzello experimentasen con una solución arquitectónica innovadora, gracias a la secuencia atrio-patio-escalera, creando así un sorprendente juego de perspectivas.
Juan Andrea Doria compró el palacio para su hijo Carlo, duque de Tursi, y su construcción se completó en 1596 gracias a Carlone y Orsolino, con la adición de dos logias laterales que lo integraban escenográficamente con los espacios ocupados por la vegetación de los alrededores.
Hasta principios del siglo XIX, el palacio siguió siendo propiedad de la familia Doria y se enriqueció con el palacio de las Torrette (1716). Más tarde, se convirtió en la residencia de los Saboya (1819) y vio la incorporación de un aparato decorativo interior con estucos y frescos. La demolición de San Francesco permitió la ampliación del palacio en su parte posterior, con la construcción de la torre del reloj y la creación de un jardín «romántico» que recuperó escenográficamente los elementos estructurales y decorativos de la mencionada iglesia.
Transformado en colegio en 1838 y convertido desde 1848 en sede del Ayuntamiento, después de la ampliación hacia el norte de las oficinas municipales, proyectadas por Albini-Helg entre 1952 y 1959, hoy forma parte del amplio sistema museístico de Strada Nuova.
