Auténtica joya del arte medieval (que ha sido reconocida como Monumento Nacional), se encuentra a las afueras del centro urbano. Se construyó sobre los restos de un templo dedicado a Diana del siglo V, junto a un cementerio cristiano. Las señales de la construcción romana han desaparecido por completo debido a las numerosas renovaciones llevadas a cabo en distintas épocas: la iglesia fue restaurada en los siglos IX y X, además de ampliada en los siglos XI y XII. Fue mencionada por el papa Anastasio IV en una bula de 1154 y su consagración, efectuada por el obispo de Rieti Gerardo en noviembre de 1051, fue luego ratificada por Federico I en diciembre de 1178. La estructura interna es de tres naves, en la parte superior del ábside hay un fresco del Redentor Benedicente. La fachada es a dos aguas con un techo irregular y un revestimiento de piedras en bruto. La portada es de gran belleza gracias al arco semicircular sostenido por un arquitrabe adornado con hojas y animales estilizados, en los lados hay dos columnas con capiteles con follaje, retraídos con respecto a las columnas y los semipilares que sostienen el arco. En la torre del campanario, a la izquierda de la fachada, es bien visible la alternancia de monóforas, bíforas y tríforas, la variedad de materiales presentes confirma claramente las diversas reparaciones realizadas a lo largo del tiempo. La pintura mejor conservada es el «Matrimonio de santa Catalina de Alejandría», que se remonta a la primera mitad del siglo XV. De gran interés arquitectónico, a la derecha de la iglesia, es el baptisterio de San Juan de planta hexagonal, único en la zona, que recuerda a los típicos de las regiones del norte de Italia. En el interior destacan los frescos de las paredes, que pertenecen a pintores de Umbría, el Lacio y los Abruzos de finales del siglo XIV. Se representan historias de Juan el Bautista, la huida a Egipto y la matanza de los inocentes. De especial valor es el juicio universal que se encuentra sobre la puerta del baptisterio. Otras obras dignas de mención son el fresco de la Piedad y el de la figura del Precursor. Recientemente se han terminado los trabajos de restauración de los frescos de la iglesia y del baptisterio.
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