El centro histórico de Nazzano
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Un torreón y una torre anuncian un castillo encaramado en la cima de una colina que controla el valle del Tíber. Esta aldea es casi sobrecogedora cuando se ve desde lejos, pero acercarse a ella para explorar su centro histórico es una obligación, y pronto nuestras sensaciones cambian: la calle empedrada, las suaves curvas, las casas pulcramente colocadas una al lado de la otra, dando paso a veces a edificios más elegantes... todo ello transmite una sensación de seguridad y calma, y poco a poco entendemos cómo Nazzano está destinada a permanecer en nuestros corazones.
Por qué es especial
Al principio puede resultar difícil comprender de dónde procede esta sensación de tranquilidad al subir por el pueblo hacia el castillo, pero basta con prestar un poco de atención a los pasos para descubrir el truco: Nazzano se desarrolla en torno a una única calle que gira en espiral alrededor del acantilado. En resumen, casi parece que todo el pueblo ha sido diseñado por una mano hábil e imaginativa, siguiendo un patrón totalmente inusual. Así es como se sube poco a poco, se encuentra la iglesia de Santa Maria Consolatrice, y luego se vuelve a subir, hacia el castillo y el panorama abierto de la naturaleza circundante.
No hay que perderse
El pueblo también dio su nombre a un lago, resultado reciente de la construcción de una presa donde confluyen los ríos Tíber y Farfa. Pero esta es una historia que se ha repetido en varios lugares de nuestra península. Pero lo realmente especial es el ecosistema que ha generado el lago, un humedal tan rico que ha sido declarado reserva natural protegida: la Reserva Nazzano Tevere-Farfa. Imagínese: sumergirse en los senderos y aguas de la reserva, mirar hacia arriba y ver el castillo, preferiblemente al atardecer: será realmente como ser catapultado a otra época, cuando nuestro ordenado campo no existía, y la naturaleza salvaje era la que mandaba.
Un poco de historia
El territorio de Nazzano está habitado desde la Edad de Bronce, pero vivió su momento de mayor desarrollo en la época romana. De hecho, es posible observar varios testimonios que se remontan a esa época, como el Templo del dios Silvano, cuyos restos fueron utilizados posteriormente para construir edificios religiosos: la Iglesia y el Convento de San Francisco.