Resumen
Martano estuvo en su día rodeado de altas fortificaciones. Para defenderla de las incursiones turcas, los señores de la época fortificaron la villa, protegiéndola con majestuosas murallas. Con el tiempo, la ciudad se ha transformado, pasando de ser una ciudadela fortificada a un pueblo acogedor. Ya no hay murallas defensivas, sino que se invita al viajero a descubrir los rincones más bellos de la ciudad, recorriendo sus calles y callejones, admirando la belleza de sus históricos palacios e iglesias barrocas. Un recuerdo del pasado del pueblo es el Palacio Baronal, que fue un castillo aragonés, un edificio imponente y severo con su majestuosa elegancia. Saliendo del pueblo, finalmente, por la carretera que lleva a Borgagne, llegamos al Monasterio de Santa Maria della Consolazione, inmerso en la paz de olivos centenarios, con su pequeña iglesia barroca y el museo-pinacoteca dedicado al pintor gallipolino Giulio Pagliano.
73025 Martano LE, Italia