Resumen
El pueblo de Castiglione di Garfagnana está inmerso en el bosque, rodeado de una naturaleza dura, casi salvaje: es un territorio históricamente de frontera, aquel en el que surge este pueblo, una zona con un paisaje que nos habla de una Toscana diferente a la imaginada habitualmente, menos suave y accidentada, más salvaje, más montañosa.
Si Ludovico Ariosto describió esta zona como "tierra de lobos y bandoleros", hoy uno queda encantado con su auténtica belleza. Y el pueblo, que surge en la cima de una colina, cuenta la historia antigua de los siglos pasados: con su fortaleza, sus enormes murallas defensivas y sus torres, evoca los signos de la Edad Media, cuando éste era el castillo más importante de la República di Luca que defendía la frontera con el Ducado de Módena en el camino que cruzaba los Apeninos desde aquí hasta las tierras de "Lombardía". Antes una tierra que defender, hoy una tierra de la que enamorarse.