Resumen
La villa es una de las más famosas del lago, construida alrededor de 1690 para el entonces presidente del Senado lombardo, Giorgio Clerici. En el siglo XIX, los Sommariva añadieron la capilla funeraria familiar y la enriquecieron con una excelente colección artística. En 1844 la propiedad fue cedida a la princesa Mariana de Nassau, quien la donó a su hija Carlota de Prusia con motivo de su matrimonio con el príncipe Jorge de Sajonia-Meiningen.
Hoy en día, Villa Carlotta es propiedad del Estado, que ha confiado su gestión y mejora a un organismo especial. En el interior podrás visitar un museo que incluye, entre otras cosas, esculturas de Antonio Canova y Berthel Thorvaldsen, pinturas de Francesco Hayez (El Último Beso de Romeo y Julieta), muebles de Giuseppe Maggiolini y fragmentos de frescos neoclásicos pintados por Andrea Appiani para el Palacio Real de Milán.
El espléndido jardín fascina a multitud de visitantes con la sorprendente floración primaveral de rododendros y azaleas: una primera parte, con terrazas superpuestas conectadas por escalinatas en forma de pinza, conserva los cánones originales del jardín a la italiana; la segunda, a la inglesa, fue organizada por orden de la princesa Carlota.