Gussago

Documentado en 958 entre las propiedades del monasterio de Leno, Gussago fue un destino vacacional de la nobleza en el siglo XVIII, mientras que desde 1907, con la apertura de la línea de tranvía, se convirtió en el destino dominical de los brescianos, atraídos por los paseos al aire libre hacia los santuarios y las degustaciones del típico espeto «alla gussaghese». Esta ciudad se caracteriza por la presencia de edificios con una notable arquitectura nobiliaria y religiosa, como la iglesia parroquial del siglo XV de Santa María, con ábside poligonal y situada sobre una estructura semicircular anterior del siglo IX-X, visible desde el campanario. En su interior destaca un precioso púlpito lombardo con símbolos geométricos y naturalistas (siglo VIII) y frescos de Paolo da Caylina. Dominando Gussago desde lo alto de la colina del Barbisone se encuentra el antiguo complejo dominico de la Santissima, construido en el siglo XV y convertido posteriormente en residencia de vacaciones de estilo neogótico hacia 1820. En esa época se convirtió en una importante agrupación cultural que duraría todo el siglo, acogiendo a protagonistas del panorama artístico como Rodolfo Vantini, Gian Battista Gigola, Luigi Basiletti y Angelo Inganni.