Riomaggiore y sus coloridas casas
El itinerario parte de La Spezia, el extremo oriental de Liguria, a pocos kilómetros de la frontera toscana. La ciudad se alza sobre un golfo natural llamado golfo de los Poetas porque en el siglo XIX inspiró a artistas románticos de toda Europa. Tras dejar La Spezia, comienza una suave subida que conduce a Riomaggiore, uno de los pueblos más románticos de las Cinque Terre, con sus casitas de colores adosadas unas a otras en un puerto excavado en la roca.
Manarola, el pueblo con vistas al mar
Deja que el mar te inunde la vista y te distraiga del cansancio mientras pedaleas por colinas cubiertas de viñedos y olivos hasta llegar a Manarola. El pueblo está construido sobre una roca que se eleva 70 metros y sus coloridas casitas miran hacia el mar. Los callejones son empinados y estrechos y bajan todos hacia el agua.
Corniglia, entre los viñedos
Desde el pueblo de Manarola, toma el camino panorámico que, pasando por Volastra, conduce a Corniglia. Aquí la carretera empieza a subir en serio. Es el tramo más desafiante de la ruta, pero también el más fascinante, puesto que atraviesa típicos viñedos en terrazas con muros de piedra seca. Corniglia, en un promontorio a 100 metros sobre el nivel del mar, es el pueblo de más difícil acceso de Cinque Terre y, por tanto, también el más auténtico.
Vernazza, el pueblo más fotografiado de Cinque Terre
Hasta Vernazza puedes descansar las piernas a lo largo de un tramo ligeramente cuesta abajo. Una vez en el pueblo, la vista se abrirá a un espléndido puerto natural en forma de anfiteatro. Vernazza es el pueblo más fotografiado de Cinque Terre, una verdadera joya enclavada entre el mar y la roca.
Monterosso, el último rincón de Cinque Terre
La última subida, corta y fácil de afrontar, te llevará hasta el cruce que gira hacia Monterosso, el último pueblo de Cinque Terre y destino final de la ruta. Monterosso es el pueblo más grande de este tramo de costa, con una playa de arena y un paseo marítimo. En un promontorio con vistas al agua se encuentra la estatua del dios del mar Neptuno. En el lado opuesto del promontorio se encuentran el puerto viejo y el centro histórico, con sus inevitables casas de colores.