Albenga
La ciudad tiene vistas al mar de Liguria, a unos ochenta kilómetros de Génova, prácticamente en medio de la costa ligur occidental. Es una localidad turística de primer nivel, tanto por las playas frente a la isla Gallinara como por los atractivos del centro histórico, con la larga Piazza San Michele, la recogida Piazza dei Leoni y las casas medievales de Via Bernardo Ricci. Destacan la catedral de San Miguel Arcángel y el extraordinario baptisterio, rodeados por el palacio Vecchio del Comune, con el museo Ingauno y el palacio episcopal, con el museo diocesano. Continuando por Via delle Medaglie d'Oro, más allá de sus edificios históricos, se puede llegar en unos diez minutos al Pontelungo, del siglo XIII.
Vale la pena acercarse a la aldea de Campochiesa para visitar la iglesia románico-gótica de San Giorgio, con un ciclo de frescos en los que en el Juicio Final se representa a Dante, a Virgilio y a otros personajes de la «Divina Comedia». En términos de gastronomía, Albenga tampoco decepciona: así lo atestigua la almazara construida en las murallas medievales que, en el museo Sommariva, nos habla de la «civilización del olivo».
Iglesia de San Pantaleón
Desde Albenga, la carretera provincial 453 se dirige hacia el valle del Arroscia en dirección a Ranzo. Sin embargo, un desvío por la carretera provincial 21 permite llegar al parque de esculturas de Rainer Kriester, donde este artista alemán contemporáneo ha creado entre la vegetación una atmósfera suspendida entre el arte y la naturaleza.
Ranzo, por su parte, conserva en sus inmediaciones obras menos recientes, expresión de una religiosidad medieval sorprendentemente refinada. En un acantilado asomado al arroyo Arroscia se encuentra la pequeña iglesia de San Pantaleo, que entrelaza periodos y estilos de construcción diferentes: se empieza por el protorrománico de uno de los ábsides, se continúa por el siglo XIV, en el otro ábside y en el pórtico de entrada, para llegar a las transformaciones barrocas. Las portadas cuentan con decoraciones de finales del siglo XV, obra de los «lapicidas de Cènova» (una escuela de artistas que lleva el nombre de otra pequeña localidad del valle de Arroscia), mientras que las paredes del pórtico conservan amplios frescos, muestra también del arte local. Otras pinturas murales se encuentran en el interior del edificio.
Pieve di Teco
Un ambiente atemporal es el del centro histórico de Pieve di Teco, con casas altas con vistas al Arroscia y el puente romano (construido en época medieval) que atraviesa el curso del arroyo aguas abajo de la localidad.
Pieve di Teco se encuentra a unos quince kilómetros aguas arriba de Ranzo y a treinta kilómetros de Albenga, en la carretera estatal 28 del Colle di Nava, y está rodeada de naturaleza, con rutas de senderismo y ciclismo de montaña que atraviesan sus bosques y bordean las zonas protegidas del parque natural regional de los Alpes ligures.
Paseando por el pueblo se encuentran también presencias históricas de los últimos siglos: la iglesia de San Giovanni Battista tiene un campanario románico pero un aspecto del siglo XVIII, mientras que el pequeñísimo teatro Salvini es del siglo XIX. Por último, las obras de arte contemporáneo se pueden visitar en el pequeño museo de las Maschere di Ubaga, situado en un antiguo convento de agustinas del siglo XV.
Ormea
Continuando por la carretera estatal 28 hacia el norte se pasa al Piamonte por el valle del Tanaro, situado entre las suaves laderas de las Langhe, las altitudes de Monregalese y Liguria, con el Tanaro junto a la carretera. El ferrocarril que ha dejado de funcionar y las casas para trabajadores recuerdan a cuando la fábrica de papel de Ormea daba trabajo a muchas personas. La localidad, al verla desde lo alto, tiene forma de corazón. Pero no es solo el corazón lo que enamora a los muchos turistas que frecuentan Ormea en verano. Alrededor tiene una naturaleza exuberante, compuesta de bosques de hayas y castaños, y picos alpinos por los que aventurarse: el monte Antoroto, el Pizzo d'Ormea, el monte Mongioie y el macizo del Marguareis.
El centro histórico ha conservado la estructura medieval y está formado por un intrincado laberinto de callejuelas (llamadas «trevi» en el dialecto de Ormea) a las que se asoman casas de los siglos XIV-XV. La parroquia de San Martino, de finales del siglo XV, tiene un campanario románico y, en el ábside, frescos del siglo XIV. El conjunto está dominado por los imponentes restos del castillo del siglo X, construido como defensa contra las incursiones de los sarracenos, fortificado luego por los Saboya y reducido a ruinas por el ejército napoleónico.
Garessio
Otra localidad a orillas del Tanaro, Garessio, a los pies de la colina de San Bernardo, es un pueblo de montaña pero situado cerca del mar, que entrelaza el rigor piamontés con el carácter ligur. Su núcleo medieval se llama Borgo Maggiore: se remonta al siglo XII y tenía inicialmente la función de «ricetto» (refugio fortificado), del que quedan tres de las cuatro puertas de acceso: puerta Rose (la principal), puerta Jhape y puerta Liazoliorum, así como parte de la muralla. Debes visitar el museo geospeleológico y el archivo histórico, alojados dentro del Ayuntamiento, la característica Piazzetta San Giovanni Battista, con pavimento de guijarros blancos y negros, y la iglesia de San Giovanni Battista, con un baptisterio de planta octogonal que formaba parte de una antigua capilla. La imponente parroquia de Maria Vergine Assunta, que fue originalmente un convento dominico, es resultado de un diseño del arquitecto Francesco Gallo de 1717-28. La iglesia más antigua de Garessio es, en cambio, Santa Maria Extra Moenia, un edificio bajo con un campanario construido con piedra de la zona en estilo románico-gótico, fechable en 1448. Erigida en el siglo XI, conserva de la antigua construcción la portada gótica, algunas columnas de las naves interiores y algunas restos de pinturas medievales. También es muy sugerente el Bricco, un grupo de casas reunidas bajo la colina del castillo: entre ellas destaca una construcción del siglo XVI con pináculos incrustados en la pared, sede de las terciarias dominicas.
Castelvecchio di Rocca Barbena
A 1142 metros de altitud, en un promontorio rocoso, se alza Castelvecchio di Rocca Barbena, el pueblo feudal amurallado más antiguo del valle del Neva, con un trazado urbano medieval aún intacto. Puedes recorrer sus callejones y sus callejuelas sinuosas, sus plazuelas, visitar los antiguos lavaderos y los hornos, entre arcos de piedra y pequeñas tiendas de productos típicos. Fundado entre los siglos XII y XIII por los marqueses de Clavesana, que lo erigieron en una posición elevada para controlar el valle, pasó luego a manos de los marqueses del Carretto y en el siglo XVII a la República de Génova. El castillo, que domina el pueblo y ofrece una hermosa panorámica del valle, se construyó en el siglo XI. La parroquia de Santa Maria Assunta, reconstruida en época barroca sobre un edificio anterior, tiene un campanario con una cúspide más antigua. El pueblo cuenta con la bandera naranja del Touring Club Italiano. Antes de regresar a Albenga, puedes dejar el coche aquí y llegar a Zuccarello a pie, con un fácil paseo entre olivos y castaños dedicado a Ilaria del Carretto.
Zuccarello
En Zuccarello nació Ilaria del Carretto, hija de Carlo, primer marqués del feudo. Ilaria se casó con Paolo Giunigi, de Lucca, y hasta allí se mudó. Murió prematuramente en 1405 y Jacopo della Quercia la inmortalizó, bellísima, en el monumento fúnebre conservado en la catedral de Lucca. Zuccarello, es un encantador pueblo fortificado, en el que todavía se percibe el ambiente que debió conocer Ilaria. Destaca la calle principal, con sus pórticos bajos, arcos y pilares decorados con trampantojos, tan típicos de Liguria. Las dos puertas con torres al norte y al sur se llaman Soprana y Sottana. Callejones estrechos y un puente romano que, a decir verdad, es medieval, al igual que la iglesia de San Bartolomeo, constreñida entre los edificios del centro, con su campanario original adornado con bíforas y tríforas de piedra, además de restos de frescos de finales del siglo XV en su interior.