Resumen

La documentación histórica atestigua que la producción de papel en Val Leira comenzó en 1424, sin embargo, se registró una actividad especialmente intensa entre los siglos XVII y XVIII. En 1720, de hecho, los protectores del santuario mariano de Acquasanta decidieron invertir en la manufactura de papel, construyendo y alquilando dos edificios para la producción de papel blanco y, en 1756, uno específico para la producción de papel en bruto. Este último, situado en la orilla izquierda del torrente Acquasanta y aguas abajo del santuario, poseía un secadero en el tejado y estaba dotado de ventanas con persianas orientables en las que se dejaban secar los fajos de hojas de papel, una técnica que la fábrica mantuvo inalterada hasta 1985, año en que cesó la actividad, a pesar de la difusión de maquinarias con grupos de secado. En 1992 se restauró toda la fábrica, transformándose en un centro de testimonio y estudio de los procesos manufactureros del arte papelero genovés y de los correspondientes sistemas socio-económicos, que contribuyeron al éxito europeo de un modelo productivo con una inigualable longevidad de nada menos que tres siglos.