Resumen
Esta minúscula iglesia de origen paleocristiano, erigida en el siglo IV para acoger los restos de la mártir Bibiana, se ha ganado una mención en los libros de historia del arte porque fue el primer proyecto arquitectónico de Gian Lorenzo Bernini, encargado de su reconstrucción cuando tenía 27 años, con motivo del Jubileo de 1625. Bernini optó por una intervención respetuosa de la sobria estructura original, logrando al mismo tiempo conferir una nueva monumentalidad barroca a la fachada. El interior también contiene una ópera prima de Bernini: la hermosa estatua de Santa Bibiana en el altar mayor fue su primera escultura completamente vestida. Los encargados de las pinturas de la iglesia fueron los contemporáneos Pietro da Cortona y Agostino Ciampelli, importantes exponentes del barroco en la pintura. Por esta razón, la pequeña basílica de S. Bibiana también cuenta con la distinción de ser una de las primeras iglesias, si no la primera, en la que se experimentó el barroco en todas las formas: arquitectura, escultura y pintura. A la izquierda del pórtico central se alza una columna, parcialmente desgastada, tradicionalmente considerada como aquella a la que la santa fue atada para ser flagelada. Sus restos se conservarían, según la tradición, en la urna de alabastro de época constantiniana del altar mayor.