El Carnaval de Roma desde sus orígenes hasta la actualidad: una fiesta religiosa puramente italiana

Como todas las tradiciones italianas, también el Carnaval romano tiene sus raíces en un pasado remoto, que se desarrolla a lo largo de los siglos hasta llegar a la versión actual: una fiesta contemporánea, que mantiene intacto el encanto antiguo.

Su historia comienza con unos rituales paganos llamados Saturnalia o Saturnales de época imperial romana. En el mes de diciembre, los romanos esta fiesta en honor al dios Saturno en su templo, a donde acudía toda la población para celebrarlo. En aquellos días, los esclavos se disfrazaban de amos en una explosión de alegría, diversión, comida y vino. Sin embargo, la definición de Carnaval romano se remonta a la Edad Media, en torno al siglo X, y es desde entonces cuando la fiesta se establece en el período anterior a la Cuaresma, que culmina en la Pascua. En época medieval, durante el Carnaval se celebraban juegos y torneos. Y fue algo más tarde, cuando el poder papal estableció los lugares y los tipos de entretenimiento.

Una de las citas del pasado en los días de Carnaval era la Festa dei Moccoletti, una impresionante procesión de antorchas, mientras que el evento más destacado era la Corsa dei Berberi, una competición entre caballos sin jinete. La población participaba en masa y la ciudad se llenaba de gente enmascarada lanzando confeti y flores, y de bufones, que inventaban todo tipo de chistes.

En la actualidad, el espíritu del Carnaval sigue siendo ese: divertido y exagerado, e incluso transgresor. Es la fiesta del pueblo, en la que cada uno puede inventarse una nueva personalidad a través del disfraz y convertirse en «Rey por un día», como reza una antigua leyenda. Es un momento liberador con el lema «en Carnaval cada broma vale».

En el rito romano, el Carnaval comienza el jueves «gordo», cuya fecha se fija en la semana anterior al Miércoles de Ceniza, el día de inicio del período de Cuaresma. El último día es el martes «gordo». En toda Italia, el Carnaval se celebra en estas fechas con celebraciones y tradiciones diferentes en cada ciudad y pueblo.

El de Venecia es el más suntuoso, con un ostentoso despliegue de trajes de época de alta costura finamente bordados y las famosas máscaras de papel maché hechas a mano. Un recuerdo ineludible del carnaval. En Viareggio tiene lugar uno de los carnavales más famosos de Italia gracias al espectacular desfile de carrozas, mientras que el de Ronciglione es célebre por la carrera de caballos montados por jinetes vestidos de caballero.

La excepción es Milán. Aquí, de hecho, en las iglesias de la archidiócesis de Milán se celebra el Carnaval ambrosiano, que no termina el martes de carnaval, sino el domingo siguiente, es decir, el primer domingo de Cuaresma. ¿El motivo? Fue el mismo San Ambrosio, obispo patrón de Milán, quien pidió posponerlo, porque no estaba en la ciudad y deseaba participar. El día más destacado es el sábado «gordo». El clima festivo es el mismo que en otros lugares de Italia, pero las fechas difieren.

Mientras te mueves en el divertido caos del Carnaval romano, no te pierdas las especialidades gastronómicas relacionadas con esta fiesta, especialmente los dulces.

Carnaval es sinónimo de abundancia y de placer y, por lo tanto, los dulces de la tradición son todos fritos: frappe, castagnole y ravioli rellenos de ricotta. Sigue el aroma que emana de cada pastelería y panadería y pruébalo todo: te rodeará una nube de azúcar en polvo, mientras que tu paladar será acariciado por la fragancia de la pasta frolla.