Resumen

San Felipe Neri, conocido como el «Apóstol de Roma», fue canonizado en 1622 y su figura está históricamente vinculada a la iglesia de Santa Maria in Vallicella. Cariñosamente llamado «Pippo Buono», en 1548 creó la Cofradía de los Peregrinos y Convalecientes con el objetivo de asistir a los peregrinos necesitados que se dirigían a Roma. Para recompensarle por su trabajo, el Papa Gregorio XIII le regaló la iglesia de Santa Maria in Vallicella, que databa del siglo XII y era conocida por tener un hundimiento. En 1575, Pietro Bartolini de Città di Castello comenzó las obras de reconstrucción de la iglesia, que fueron continuadas en 1583 por Martino Longhi el Viejo. En 1599, la iglesia fue consagrada y, en 1605, se terminó su fachada siguiendo el modelo de la Iglesia del Gesù, con dos órdenes marcados por pilastras corintias, un portal central flanqueado por columnas y dos portales más pequeños a los lados, en el orden superior, una ventana abalaustrada entre columnas sobre la que descansa un tímpano curvo y dos hornacinas con estatuas de San Jerónimo y San Gregorio Magno. El interior abovedado de tres naves presenta una gran sala central flanqueada por capillas intercomunicadas, adornadas con frescos de Pietro da Cortona en la cúpula, el techo y el ábside. El altar está decorado con la obra maestra de Rubens «Ángeles en veneración de la Virgen» (1608), una pintura que representa una antigua imagen de la Virgen con el Niño, y las dos pinturas laterales que representan a los «Santos Gregorio Magno, Mauro y Papías» y a los «Santos Domitila, Nereo y Aquileo» (1608). A la izquierda del presbiterio se encuentra la capilla dedicada a San Felipe Neri, decorada con mármol precioso, piedras semipreciosas y nácar. Finalmente, en la sacristía, construida en 1629, hay obras de Pietro da Cortona, Alessandro Algardi, Guido Reni y Guercino.