Resumen
Las primeras noticias relativas a la comunidad judía de Gorizia se remontan al siglo XIII. Inicialmente, las familias residían en la zona situada a los pies del castillo y, a partir de finales del siglo XVII, en el gueto, que se convirtió en un centro de actividad comercial y artesanal, especialmente en el ámbito de la seda. La comunidad judía desempeñó un papel importante entre la burguesía de la ciudad y también se distinguió por su alto nivel cultural, hasta el punto de que Gorizia fue llamada la «pequeña Jerusalén sobre el Isonzo».
Durante la última fase del Imperio Habsburgo, muchos de sus miembros se adhirieron al irredentismo italiano, pero luego sufrieron las restricciones impuestas por las leyes raciales de 1938. Con la ocupación nazi, los judíos que quedaron fueron deportados a Auschwitz y muy pocos sobrevivieron.
La sinagoga, de rito ashkenazí, se inauguró en 1756. Hoy en día ya no se utiliza para el culto y está abierta al público como espacio cultural. Conserva su aspecto original del siglo XVIII: una amplia sala luminosa con galería de madera, lámparas de hierro forjado, bancos para los fieles, tabernáculo de mármol oscuro para la Torá y plataforma para la lectura de las Escrituras.
A la entrada, una placa conmemora a las víctimas de la deportación; junto a ella se encuentran la puerta del gueto del siglo XVIII y un jardín dedicado a Bruno Faber, un bebé deportado a Auschwitz.