Resumen
Estamos en Dunarobba, en el municipio de Avigliano Umbro y al noroeste de Terni, donde se encuentran los restos de un bosque fósil que se alzaba a orillas del lago Tiberino, al borde de un río de unos 120 kilómetros de largo y hasta 30 de ancho que atravesaba la cuenca de Terni y que con frecuencia se desbordaba e inundaba esta zona hoy predominantemente llana.
Con el paso del tiempo, una gran cantidad de sedimentos generados por las inundaciones se fueron depositando sobre el terreno, hasta alcanzar el nivel de las raíces y los troncos de algunas colosales coníferas de hoja perenne, muy similares a las secuoyas de hoy en día, que cubrían este territorio durante el Plioceno, hace entre 3 y 2 millones de años.
Sumergidos en el material aluvial, arenoso y arcilloso, los gigantescos troncos de aquellos antiguos árboles (con un diámetro que puede alcanzar el metro y medio) se han conservado gracias a un particular proceso químico de fosilización.
Hoy en día, el lago Tiberino ya no existe, pero los restos geológicos del bosque fósil de Dunarobba, tras permanecer bajo tierra durante muchísimo tiempo, han salido a la luz y dan la bienvenida a los viajeros a lo largo de un sorprendente recorrido, apto también para los más pequeños, que comienza en el Centro de Paleontología Vegetal, al este de la localidad.
