En bicicleta de Palma di Montechiaro a Caltanissetta
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La segunda etapa del Giro di Sicilia Eolo 2022 tiene un ambiente romántico y bucólico . Pero ten cuidado de no dejarte engañar por las carreteras anchas y los paisajes bañados por el sol: los 152 kilómetros del recorrido pondrán a prueba las piernas de los que aún no están en forma. La culpa, o el mérito, es de las subidas y bajadas que no te dan tregua, por lo que el consejo para los aficionados es dividir la ruta y elegir el tramo que más convenga, planificando las paradas en los puntos de mayor interés. Que hay muchos, como te contamos en estas líneas.
En Palma di Montechiaro, dentro de una novela
El recorrido comienza en un lugar que a muchos les resultará familiar: Palma di Montechiaro, en la provincia de Agrigento. El efecto «déjà vu» hunde sus raíces en la literatura. De hecho, se trata del pueblo fundado en 1637 por un antepasado del escritor Giuseppe Tomasi di Lampedusa, que precisamente ha ambientado aquí algunos acontecimientos de su novela más famosa, Il Gattopardo, llevada a la gran pantalla por Luchino Visconti. Antes de subirnos al sillín, merece la pena visitar la iglesia de Maria Santissima del Rosario, una joya barroca encaramada en lo alto de una larga escalinata. ¿Otro punto de partida? En el Monasterio del Santissimo Rosario las monjas benedictinas de clausura preparan las «Ricci del Gattopardo», unas galletas de harina de almendras de las que se habla en esta obra maestra de la literatura: perfectas para recargarse de azúcares antes de partir. De hecho, después de los primeros 30 kilómetros llanos a lo largo de la costa sur, el trazado vira hacia el interior y se vuelve cada vez más ondulado.
En Mazzarino, dentro de una serie de ficción de TV
Una vez dejamos atrás un par de desvíos, nos encontramos frente a la subida hacia el pueblo de Mazzarino, encaramado en una colina a 553 metros de altitud: es el Gran Premio de la Montaña, es decir, el punto más elevado de esta segunda etapa del Giro de Sicilia Eolo 2022. Aquí también se respira una atmósfera de ficción, ya que fue uno de los sets de rodaje de la serie «La Piovra». Pero este pueblo feudal es mucho más que un escenario de ficción. A finales del siglo XVII era uno de los centros culturales y artísticos más animados de Sicilia y las huellas de ese período son dignas de admirar. Nos referimos a los numerosos palacios nobiliarios y a no menos de 25 iglesias, construidas para albergar a todas las órdenes religiosas de la época. ¿Otro lugar que no debes perderte? U Cannuni, como se conoce al castillo viejo, una construcción normanda de la que, en realidad, solo quedan en pie algunos restos, incluida una imponente torre que parece un cañón apuntando hacia el cielo. Una sugerencia: visítalo al atardecer, equipado con un teléfono inteligente o una cámara fotográfica, para que puedas subir una publicación impactante a las redes sociales.
En Enna, dentro del pasado
De nuevo en el sillín, nos esperan más kilómetros de colinas, para luego afrontar la subida a Enna, la ciudad encaramada en los montes Erei. Es la capital más alta de Italia, un detalle que no se te escapará cuando afrontes la subida: las carreteras están pavimentadas, pero hay picos del 12-13 %, por lo que es necesario un cierto entrenamiento. Una vez hayas conquistado el centro histórico, aprovéchalo y haz una parada para disfrutar. No te faltarán las opciones. Puedes comenzar disfrutando de la belleza con una excursión a la Torre Pisana del Castillo de Lombardía, en la acrópolis donde se encontraba un templo dedicado a Ceres, diosa del trigo y las cosechas. Y para terminar puedes darle gusto al paladar con una comida a base de azafrán, trufa siciliana y Piacentinu DOP, un queso de pasta dura a base de azafrán y perfumado con granos de pimienta. ¿El último esfuerzo de este trazado? La breve subida que lleva a la meta de Caltanissetta. Nada en comparación con los esfuerzos de los mineros que, bajo esta zona, desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo pasado, extraían azufre. Por cierto: si te queda tiempo, a unos treinta kilómetros se encuentra el Museo de la minería de azufre de Trabia-Tallarita, un extraordinario ejemplo de arqueología industrial, con recorridos interactivos y didácticos, situado en un entorno natural de gran belleza.
Editado por el equipo editorial de RCS Sport.