Resumen

Un viaje a través de la historia y la leyenda

A orillas del río Po, a los pies de la colina de Turín, se alza un edificio que mezcla historia y leyenda: es la iglesia de la Gran Madre de Dios. La majestuosa basílica, a la que se accede desde la plaza Vittorio Veneto cruzando el puente Vittorio Emanuele I, fue construida en estilo neoclásico por el arquitecto Ferdinando Bonsignore entre 1818 y 1831.

Encargada por los decuriones de Turín, antiguos administradores de la ciudad, para celebrar la retirada de las tropas napoleónicas y el regreso del rey Víctor Manuel I de Saboya, el edificio se eleva sobre la plaza en la que se encuentra. El interior tiene planta circular y se accede a él por una escalera que termina en seis columnas con capiteles corintios. Levanta la vista para admirar la cúpula, inspirada en la inconfundible del Panteón de Roma.

Cuenta la leyenda que la iglesia se construyó sobre un templo dedicado a la diosa egipcia Isis y que una de las dos estatuas del exterior del edificio, que representan la Fe y la Religión, es en realidad la Virgen que sostiene el Santo Grial. Una señal, según algunos, de que la reliquia se encuentra en la capital piamontesa.