Resumen
En la frontera con Francia, a 1.800 metros de altitud, entre bosques y recuerdos de la antigua cultura occitana, nos encontramos con Chianale (una aldea de Pontechianale), un pequeño pueblo que ya nos habla de su alma de montaña en su arquitectura y en los materiales con los que está construido. Aquí vemos casas con los característicos tejados de pizarra, por todas partes madera y piedra, vigas y, en primavera y verano, espléndidos balcones florecidos. Llegar al pueblo y charlar con sus habitantes es sumergirse en la fascinante cultura provenzal, que nos hace retroceder en el tiempo, cuando los trovadores componían versos poéticos y música suave y soñadora. Corta el pueblo en dos el torrente Varaita, atravesado por un puente de piedra que se ha convertido en el símbolo del pueblo y que nos lleva a la pequeña plaza presidida por la antigua iglesia de Sant'Antonio. Chianale es un lugar único, por descubrir.