Resumen
Elegancia inglesa y tradición ligur
El elegante encanto del esplendor de principios del siglo XX se una al clima templado, la exuberante naturaleza, y el mar cristalino de la Riviera dei Fiori. Entre Sanremo y Ventimiglia, última escala de los barcos turísticos antes de la frontera francesa, Bordighera es una joya inesperada. Durante el siglo pasado, embelesó a nobles visitantes de toda Europa, especialmente a los ingleses, que dotaron al pueblo de detalles británicos únicos en Liguria, desde refinadas villas hasta las típicas farolas londinenses. El pintor impresionista Claude Monet y Margarita de Saboya, la primera reina de Italia, a la que están dedicadas una villa y una imponente estatua, también se enamoraron de Bordighera.
Para empaparte del ambiente culto y refinado de Bordighera, visita el Museo-Biblioteca Clarence Bicknell, con sus enormes ejemplares de ficus, Villa Garnier y Villa Etelinda, y el Jardín Exótico Pallanca, con la colección de plantas suculentas más diversa de Europa. Es un gran contraste con la Città Alta, con sus callejuelas medievales y sus casas bajas y coloridas típicamente ligures. De camino, admira la grandeza de los monumentales árboles.
Por último, está el mar, con sus largas playas, entre las más amplias de Liguria. Admira la puesta de sol desde el Paseo marítimo Argentina, inaugurado por Evita Perón en 1947, desde la pequeña iglesia de Sant'Ampelio, con sus rocas y su cripta, o desde el Marabutto, un antiguo polvorín con vistas al puerto deportivo. El espectáculo de la puesta de sol en la Costa Azul le dejará sin aliento.
18012 Bordighera IM, Italia
