El cementerio histórico de los Capuchinos, cerca de la iglesia de Santa María de la Concepción, construida en 1624 por orden del cardenal capuchino Antonio Barberini y adornada con pinturas de Pietro da Cortona y Domenichino, consta de cuatro espacios atravesados por un pasillo que introduce a los visitantes con la advertencia «Nosotros éramos como vosotros y vosotros seréis como nosotros». Alberga los huesos de unos cuatro mil frailes que murieron en Roma desde el siglo XVI hasta 1870, reunidos para formar guirnaldas y elementos decorativos, mientras que algunos esqueletos incluso están vestidos con los hábitos de los frailes e insertados en nichos construidos con huesos. Se cree que el origen de estas criptas puede remontarse a un francés que huyó durante el periodo del Terror del siglo XVIII y que, al llegar a Roma, quiso poner, de este modo, un término simbólico al Antiguo Régimen. Otros ven en ella una señal masónica, mientras que es posible que solo sea obra de los capuchinos a modo de advertencia sobre la fugacidad de la vida y la mortalidad de la carne. Una leyenda cuenta que la tierra que cubre el suelo de las estancias proviene de Tierra Santa.