Resumen
Conocida también como Porta Prenestina, destaca blanca y solemne en un punto de tráfico intenso, entre las plazas de Porta Maggiore y Labicano. Se remonta al año 52 d. C. y originalmente formaba parte del acueducto Claudio, del que era una espléndida parte monumental: en la sección de la puerta todavía se pueden ver los conductos por los que pasaba el agua. Entre 270 y 275 pasó a ser una puerta y se incluyó en las murallas erigidas por el emperador Aureliano para defender Roma de los bárbaros. En el lado que da a Piazzale Labicano destacan las inscripciones que se remontan a la construcción de la obra en la época de Claudio y a las restauraciones de los acueductos llevadas a cabo por los emperadores Vespasiano en el año 71 y Tito en el año 81. En más de una ocasión, a lo largo de los siglos, se amurallaron y reabrieron los dos arcos de la puerta.
Detrás de la puerta destaca otra estructura de mármol blanco con 9 cavidades circulares: se trata de un monumento fúnebre republicano tardío de los años que van del 30 al 20 a. C. y cuyo friso con escenas del ciclo de la producción y la venta del pan no deja lugar a dudas: pertenecía al panadero Eurísaco y a su mujer Atinia. También formaba parte del edificio fúnebre un relieve que representa a los dos cónyuges. Hoy se expone en el complejo museístico de la Central Montemartini, parte de los Museos Capitolinos.