Resumen
En la intersección de la via Ardeatina y la antigua Vía Apia, la iglesia del Domine Quo Vadis es una joya de la arquitectura religiosa romana.
Su original nombre deriva de un episodio concreto de la vida de San Pedro. En un momento de violenta persecución de los primeros cristianos en la época neroniana, el apóstol Pedro, resignado, estaba abandonando Roma en dirección sur. De repente, a lo largo de la Vía Apia, se le apareció Jesús caminando en dirección opuesta. Pedro, emocionado, le preguntó: «Domine, quo vadis?» (que en latín significa «Señor, ¿a dónde vas?»), y Cristo le respondió que se dirigía a Roma para ser crucificado por segunda vez. El santo se convenció así de volver sobre sus pasos, consciente del sacrificio que le esperaba en la ciudad.
Dentro de la iglesia del Domine Quo Vadis, una piedra muestra impresa la huella de los pies de Cristo cuando se apareció al apóstol: se trata de una réplica, porque el original de esta legendaria reliquia se conserva en la muy cercana basílica de San Sebastián Extramuros.