Resumen
Un templo natural moldeado por los vientos y las aguas
Desconocida hasta 1932, cuando fue descubierta por el pescador Luigi Buonocore, la Cueva Esmeralda es un espectáculo natural único. Gracias a una fisura submarina, la luz se filtra en la cueva, tiñendo el agua de un color esmeralda, casi como un fenómeno bioluminiscente. Es este juego de luz y agua lo que da nombre al lugar, aunque la verdadera maravilla sigue siendo la estructura de la propia cavidad. Durante siglos, los mares y los vientos han moldeado las paredes de la cueva, que, con el tiempo, ha adoptado la forma de una cúpula. Las estalagmitas y estalactitas, casi como bajorrelieves, forman verdaderas columnas, lo que hace que toda la zona sea aún más impresionante y espectacular.
Además de su belleza, el lugar es también un importante centro de biodiversidad y alberga varias especies raras. Esta combinación de fenómenos confiere a la Cueva Esmeralda un aura casi sagrada, hasta el punto de que, en 1956, se colocó en el fondo marino un Belén de cerámica que aún hoy puede visitarse.