Resumen
El modesto espacio todavía tiene el aspecto peculiar que tenía a principios del siglo XX. El techo bajo, el suelo desgastado, las paredes enlucidas, los bancos de la escuela, la gran estufa, alimentada por los trozos de madera traídos por cada niño: todo ello contribuye a transportar al visitante al mundo de las escuelas de montaña del pasado.